ROMAIN GROSJEAN

Grosjean: "Pensaba que iba a morir, mi cuerpo se relajó y lo aceptó"

03/12/2020 10:44

Romain Grosjean ha contado en detalle cómo fue el terrible accidente que sufrió el fin de semana pasado en Baréin. Desde cómo pensó que no era algo grave hasta cuando dejó de luchar por salir porque imaginó que iba a morir.

Romain Grosjean sufrió un accidente grave en Sakhir que dejó su coche partido en dos, envuelto en las llamas y el cockpit encajado en medio de los guardarraíles. Por muy espectacular que suene ahora, el piloto francés no cayó en la gravedad del siniestro en un principio.

"Lo recuerdo todo. Recuerdo el golpe y, a pesar de las cifras impactantes, 53G, a mí no me pareció tan violento. Recuerdo desabrocharme el cinturón, intentar salir del coche y no poder porque estaba atascado. Pensé que tal vez podía estar bocabajo y que ya vendrían a por mí sin problema, así que me volví a sentar", ha confesado Romain Grosjean en una entrevista con la televisión francesa Canal +.

Una vez el piloto de Haas se percató de que estaba rodeado de fuego, volvió a intentar salir por todos los medios sin éxito. Tuvo que volver a quedarse sentado en el coche.

"Esperé un poco, miré a mi derecha y vi un color naranja muy fuerte, pero al principio no entendí lo que pasaba. Luego me di cuenta de que era fuego, intenté salir por la derecha pero no pude; intenté salir por la izquierda y tampoco, así que me volví a sentar", ha explicado Grosjean.

En ese momento empezó a darse cuenta de la gravedad de la situación. El piloto francés comenzó a darse por vencido y a aceptar que su hora ya había llegado.

"Pensé en Niki Lauda, juré que yo no iba a terminar así, era imposible, mi última carrera no puede ser así. Me volví a sentar, vi la muerte y pensé que eso era todo, que iba a morir. Mi cuerpo se relajó en ese momento, aceptó su destino, me preguntaba por qué lado me empezaría a quemar, si sería doloroso", ha admitido el piloto de Haas.

A Grosjean se le vino entonces un pensamiento que le daría la fuerza suficiente para luchar por salir: sus hijos. Consiguió tirar del pie izquierdo, que estaba atascado y poco a poco fue sacando el cuerpo del coche.

"Tuvo un pensamiento sobre mis hijos y tiré lo máximo que pude de mi pie izquierdo y por eso mi bota se cayó y conseguí liberarme. Giré la cabeza y puse las manos en el fuego, miré mis guantes, que son rojos, y se estaban poniendo negros por el fuego. Sentí el dolor en mis manos, logré sacar la cabeza y luego el torso. Una vez saqué el cuerpo, sabía que iba a vivir; sí, mis manos se quemaron, pero ya estaba fuera", ha revelado.

Una vez fuera, notó cómo Ian Roberts, delegado médico de la Fórmula 1, estaba entre las llamas ayudándole a saltar el guardarraíl. "Luego sentí como la mano de Ian Roberts me tiraba del mono para traerme al otro lado del guardarraíl. No tenía ni idea de si yo estaba ardiendo o no, Ian me tocó la espalda y no sabía si era una bola de fuego andante o si ya no me estaba quemando", ha explicado.

En ese momento se dio cuenta de que se había quemado tanto las manos como el pie izquierdo. "Me toqué las manos, sentí que se habían quemado y me quité rápido los guantes para que no se me pegaran a la piel. También sentí dolor en el pie, es lo que más me dolía en ese momento", ha puntualizado.

Cuando se subió al coche médico le explicaron que había llegado la ambulancia y que le subirían en una camilla para trasladarle hasta ésta. Grosjean se negó, pues quería que los espectadores vieran que podía hacer ese mismo recorrido andando y así tranquilizar a todos.

"Llegué al coche médico y el doctor me dijo 'la ambulancia está aquí, te vamos a poner en la camilla'. Yo le dije que quería ir andando para que el helicóptero mostrara esas imágenes y que todo el mundo supiera que estaba bien. Claro que tenía heridas, pero podía andar, podía controlarlo", ha confesado el piloto francés.

 

LA LLAMADA A CASA

Una vez entró al centro médico del circuito, Jean Todt le esperaba y juntos intentaron contactar con su mujer. Tras varios intentos lo lograron y Grosjean pudo hablar con ella, con sus hijos y su padre.

"Cuando llegué al centro médico, vi a Jean Todt y me preguntó el número de teléfono de mi mujer. Intentamos llamar a Marion con el único número que me sabía de memoria, pero no respondió. Jean lo siguió intentando sin parar hasta que le oí decir 'Marion, soy Jean Todt, estoy con Romain' y me puso en altavoz", ha señalado.

"Le dije 'soy yo, estoy aquí'. Escuché a Marion reírse y llorar a la vez, oí a mi padre y a mis hijos de fondo. Sabían que estaba aquí, consciente y vivo", ha añadido para cerrar.