El día que Mansell envió a un periodista al psiquiatra

Williams había estado muy cerca del título los dos años anteriores y puso toda la carne en el asador. Si el motor Renault era ya excelente los años anteriores, el equipo británico rizó el rizo con sus suspensiones activas.

De hecho, el coche era el mismo del año pasado, el FW14, ahora en versión 'B', mientras que el motor también era el mismo Renault RS03, pero en versión 'C'.

Durante el invierno Patrick Head confió en Adrian Newey para el desarrollo del coche, mientras él y Paddy Lowe se concentraban en la puesta a punto de las suspensiones activas, que ya usaban desde 1987, incorporando una idea inspirada por el famoso Citroën DS, el coche de las suspensiones hidroneumáticas.

La victoria de Mansell en Barcelona fue de principio a fin. Ni siquiera los aguaceros que cayeron de forma intermitente –tanto en tiempo como en intensidad, torrencial en algún momento– durante la carrera dieron una oportunidad a los 'reyes de la lluvia', Ayrton Senna o Michael Schumacher. Nigel pudo adaptar sobre la marcha la respuesta del coche a las condiciones cambiantes gracias al control electrónico de sus suspensiones.

Al final de la carrera Mansell minimizó el hecho de sus cuatro victorias consecutivas. "Senna hizo lo mismo el año pasado y no voy a conformarme con esto ni a dormirme en los laureles", señaló el británico que, a sus 39 años, sabía que tenía ante sí la última oportunidad de ser campeón.

Nigel explicó que esta vez no se había divertido "porque el coche estaba reglado para una pista húmeda y la adherencia era mediocre, pero se las arregló. Y cuando le preguntaron cómo se las había arreglado Schumacher, que en la vuelta 20 estaba a 21 segundos, para reducir la diferencia a sólo cuatro segundos en la vuelta 50, después de que se hubiera colado un poco, tiró de humor británico: "Sin duda este chico debe de haber encontrado un atajo".

Fue entonces cuando un periodista estadounidense le preguntó si por casualidad había dejado que Michael se acercara para mantener el suspense y que jugaba porque tenía una ventaja injusta gracias a su coche. Nigel perdió la flema. "¿Hablas en serio?¡Estás enfermo! O drogado. ¡Deberías consultar al psiquiatra!".

Es cierto, su coche era descaradamente el mejor, como lo ha sido estos últimos años el Mercedes, lo fue en su momento Red Bull y antes Ferrari.

Con los tradicionales amortiguadores y muelles reemplazados por dispositivos hidráulicos, un ordenador analizaba cada aspereza del asfalto, mantenía una altura de coche constante tanto en aceleración como en frenada, mientras los apoyos en las curvas estaban también controlados por ordenador. De esta forma, la estabilidad era siempre máxima.

Además disponía de ABS, de caja de cambios semiautomática y el control de tracción hacía además función antipatinaje en las salidas. Esto último lo reveló Mansell justo antes de Barcelona y causó gran revuelo… pero señaló que Ferrari hacía dos años que lo usaba.

Para mayor desmoralización de los rivales, Williams tenía previsto un FW15 para junio o julio y Renault, un nuevo motor, el RS04. Pero la clave era toda la electrónica embarcada que llevaba su coche.