¿Se retrasará la entrada en vigor del techo presupuestario?

Ahora empieza a detectarse un mar de fondo para que también se aplace, al menos por seis meses, la entrada en vigor de ese techo presupuestario. Propuesta un tanto sorprendente no porque sea carente de lógica, sino por las dificultades que entrañará controlar un techo presupuestario por sólo medio ejercicio.

La covid-19 ha paralizo muchas cosas. Los equipos grandes saben que tienen que afrontar una reestructuración importante y reducción de su personal o reubicación de parte de éste en otros proyectos. Incluso deberán replantearse métodos de trabajo para conseguir la misma eficiencia con menos recursos humanos y más limitaciones en el uso de recursos técnicos, como las horas de túnel de viento o los datos de dinámica de fluidos computacional.

Todo ese trabajo no se ha podido afrontar todavía. No sólo por el parón de la covid-19, sino también porque la intensidad de la temporada recuperada no ha dejado mucho tiempo para pensar y trabajar en ello a los responsables de los equipos.

Ferrari, por ejemplo, ya ha dicho que le gustaría afrontar Indycar o Le Mans para evitar una reducción de personal dramática y la pérdida de talento. Red Bull apuesta por proyectos para terceros para mantener su departamento técnico a toda marcha y hay otros equipos como McLaren o Renault, en fase de crecimiento, que necesitan algo más de tiempo para recuperar esos casi cuatro meses de cierre.

Es cierto que algunos equipos pequeños pueden estar disconformes. Bastantes de ellos tienen presupuestos que no alcanzan y difícilmente alcanzarán el techo presupuestario. Para ellos, el que no entre inmediatamente en vigor sería darles todavía más ventajas a los rivales. Pero todos ellos son clientes de un motorista, así que su oposición tiene algunas contraindicaciones políticas.

Lo que parece claro es que los trabajos de desarrollo del coche de 2022 necesitarán todos los recursos disponibles. Aunque la congelación de la evolución del coche entre 2020 y 2021, reducida a mínimos, habrá liberado fondos extra, este año se habrá podido avanzar como se quería de cara a las reglas nuevas y algunos equipos ven complicado ser suficientemente competitivos si el próximo año no pueden trabajar como acostumbran y temen que neutralizar un retraso técnico les lleve mucho tiempo, más de un par de temporadas.

La idea de esta prórroga no deja de tener su lógica. Parece coherente pensar que un cambio de reglas técnicas –sobre el papel más simples y menos costosas… hasta que la realidad demuestre lo contrario– y el techo presupuestario van de la mano. Pero lo primero corresponde al reglamento técnico y lo segundo, al reglamento deportivo, así que el retraso de uno no conlleva de forma automática el retraso del otro.

¿Habrá acuerdo para esta prórroga –o retraso, según se mire–? Vamos a escuchar hablar de ello los próximos días. En cualquier caso, parece que ahora algún equipo se está dando cuenta de que en su día se disparó un tiro al pie.