El espejismo del podio de Ferrari en Austria

Leclerc ha ejecutado una carrera perfecta desde la séptima posición, pero durante la mayor parte de la misma ha sido uno más con los Racing Point y los McLaren. Uno más de la 'segunda división'. Sólo en las últimas vueltas, quizá por acción del neumático, ha podido subir un pistón para adelantar primero a Lando Norris y después a Sergio Pérez. Pero en ningún momento tenía el ritmo de Mercedes o de Red Bull, desaparecida de combate.

En Maranello las campanas han sonado a rebato. Los más mayores recordarán que esto sucedía en los pueblos hace unos años cuando había fuego en el monte o una casa: se convocaba a todos los vecinos para que ayudaran a apagarla ya que los medios eran escasos.

Pues en el Reparto Corse de Ferrari tienen un incendio, un grave incendio. El coche de 2020 no va y los agoreros temen que los rojos hayan echado al traste no una sino dos temporadas, dado que cara al próximo año el desarrollo de los coches quedará congelado.

Bueno, lo temen en Maranello, y deberían temerlo los 'tifosi' y también, por supuesto, los seguidores de Carlos Sainz, no en vano el madrileño -aunque curtido en llegar a equipos en horas bajas y crecer con ellos- será el próximo año piloto de Ferrari.

Binotto y los técnicos rojos -también Sainz y el paddock de la F1- saben que el segundo puesto de Leclerc es puro espejismo, que se debe a los problemas de los demás y no a los méritos propios…. y que posiblemente no hubieran superado el quinto o sexto puesto en condiciones de una carrera más normal, sin tantos coches de seguridad.

En estas situaciones, en Ferrari han sido siempre proclives a la 'caza de brujas' y Mattia Binotto sabe que su puesto está en peligro. Las urgencias históricas -el último título de pilotos Ferrari data de 2007 y de constructores de 2008- son tales que muchas veces impiden la cura correcta de los problemas.

El nuevo SF1000 hace aguas por todas partes. De ser los más rápidos en punta, a ser los más lentos. Y ese Gran Premio 1000 de la Scuderia, que querían celebrar a bombo y platillo con un GP en su circuito de Mugello, no será una celebración por todo lo alto como hubieran deseado. De momento el coche está claramente por detrás del coche del pasado año. Perder 1” con respecto al año anterior, cuando todavía no tenían el 'milagroso' motor EVO3 es demasiado.

Ferrari quería introducir mejoras en el coche en Austria, pero el parón de la factoría pro el coronavirus no ha permitido tenerlas a tiempo. Dicen que para Hungría tendrán un paquete renovado… pero la situación es tal que quieren 'estrenar' todo lo que se pueda la próxima semana en Austria. ¡No pueden permitir que su aspiración sea ser el mejor del segundo pelotón!, como parece es la de este primer GP del año. En Italia ya señalan que es el segundo año consecutivo que yerran el coche. Y esta vez parece que los errores han sido muchos, totales. Entre los muros de Maranello esto se paga siempre. Lo hemos visto estos últimos años con cambios constantes en la cúpula, como sucede con los entrenadores en los equipos de fútbol.

Dicen que el motor es poco potente, que no es fiable. Que la aerodinámica está equivocada. Que el 'drag' es excesivo.  Quizás simplemente calcularon la aerodinámica en función del motor prohibido por la FIA y tiene un exceso de dowforce que no pueden aprovechar.

En un par de meses, como muy tarde, debe comenzarse a trabajar para las reglas de 2022 si no se quiere llegar con retraso a las mismas. Y ello significa que hay que cohesionar el equipo que dirigirá el desarrollo de este coche. Nos acercamos a dos meses de continuos rumores en Ferrari salvo que en Hungría, Silverstone lo más tardar, aerodinámica y motor del SF1000 de un cambio brutal y se coloque en posición no digo de ganar pero sí de luchar por hacerlo.

Tengo la impresión de que Binotto y su equipo se lo están jugando todo a una carta, la de su última oportunidad. Hoy las circunstancias de la carrera les han ayudado, pero con esta velocidad no podrán conseguir demasiado cuando Mercedes y Red Bull estén afinadas.