Surrealismo en el WRC (III): Manfred Stohl perdió una victoria por un despiste en un enlace

A finales de la década de los 90, Manfred Stohl era uno de esos pilotos habituales de la Copa de Producción del Campeonato del Mundo. Después de cosechar algunos resultados decentes en los certámenes nacionales de Austria y Alemania, el austriaco comenzó a fijar seriamente su punto de mira en el Mundial a partir de la temporada 1997 –antes de ello había corrido algunas pruebas sueltas–.

Dicha temporada, Stohl no pudo hacer nada ante el aplastante dominio del uruguayo Gustavo Trelles, pero la siguiente sería una historia bien distinta. La campaña 1998 comenzaría con victoria en Montecarlo, tres segundos puestos consecutivos –Safari, Portugal y Cataluña– y otro triunfo en el Tour de Corse. Trelles respondería con victoria en Argentina y, pese al abandono de Stohl, el austriaco llegaba líder a Grecia con sólo tres puntos de ventaja.

La ajustadísima batalla por el campeonato tenía a estos dos protagonistas constantemente al filo de la navaja, siempre con Luis Climent al acecho –el español recalaría un par de años más tarde en las filas de Škoda Motorsport–. Entonces, en el siempre complicado Acrópolis, Stohl apretó las clavijas a su Mitsubishi Lancer para labrar una considerable renta desde el inicio, pero a la postre lo echaría todo a perder por un incomprensible error.

Al término del undécimo tramo –aquella edición del Acrópolis estaba compuesta por 17 especiales–, después de haber completado más de medio rally y a falta de un único tramo para la conclusión de la penúltima jornada, el austriaco marchaba líder con 54,9 segundos de renta sobre Gustavo Trelles… cuando en el enlace hacia la última especial de la etapa se salió de la carretera por un despiste.

Se trataba de una sección de asfalto en el enlace que tenía una curva larga a derechas y posteriormente una horquilla de izquierdas. Manfred se despistó y no vio la curva cerrada de izquierdas, por lo que se la ‘tragó’ y se fue directo hacia un peligroso barranco de unos 15 metros de altura. Por supuesto, su rally acabó ahí y Gustavo Trelles aceptó con gusto el ‘regalo’ para sumar un nuevo triunfo.

Pero la historia continúa. El aterrizaje fue de morro, durísimo, y tanto Manfred como su copiloto Peter Müller tuvieron que pasar por el hospital. Contaba después Oriol Gómez –que por aquel entonces competía de la mano de Seat Sport con un Ibiza Kit Car– que fue el primer piloto en pasar por el lugar del accidente y el panorama era horrible, si bien afortunadamente lo más grave fue una lesión de espalda para Peter.

Dicha lesión lo apartó de correr en la siguiente prueba del Mundial, el Rally de Nueva Zelanda, donde Manfred sentaría a su derecha por primera vez a una joven Ilka Minor que, unos años más tarde, se convertiría en su copiloto habitual. La temporada 1998 concluiría con Gustavo Trelles de nuevo campeón y Manfred Stohl tendría que esperar hasta el año 2000 para reclamar su único cetro.

En la actualidad, Stohl lleva su propio equipo de carreras, STARD –Stohl Advanced Research and Development–. Entre otras cosas, fueron los encargados de fabricar el primer coche completamente eléctrico enfocado al mundo ‘off-road’: una bestia con más de 500 caballos de potencia sobre la base de un Peugeot 207. El bueno de Manfred, toda una vida dedicada a los deportes de motor.