Ford Escort RS1700T: forjado en los albores del Grupo B

Ford es una marca con gran tradición en los rallies. De manera oficial, ha tomado parte en más de 300 carreras, con 75 victorias y tiene en su haber tres campeonatos de constructores, a los que hay que sumar los logros conseguidos por equipos privados como M-Sport. Mientras escribo estas líneas, el equipo se prepara para tomar parte en la temporada 2020 del WRC con Esapekka Lappi, Teemu Suninen y Gus Greensmith como piloto oficiales.

Ford llegó a la competición a finales de los años 70, cuando el campeonato estaba en una etapa de transición y se forjaban las bases del mítico Grupo B, para muchos, la época dorada de los rallies, con unos monstruos de más de 800 caballos que tomaban los caminos más destrozados del mundo abarrotados de gente. Es precisamente debido a su peligrosidad que esta disciplina fue prohibida tras la muerte de Henri Toivonen en 1986 a los mando de su Lancia Delta S4.

GRUPO B, PARAÍSO INEXPLORADO

Tras haber dominado la temporada de 1979 y al ver la libertad que ofrecía esta nueva categoría que se implantaría en 1982, la marca del óvalo decidió ausentarse de manera oficial en 1980 y dedicar sus esfuerzos a desarrollar su nueva máquina, aunque durante un tiempo, el finés Ari Vatanen defendió con soltura los colores con el Escort RS1800 del equipo de David Sutton.

Mientras en Ford decidían por donde debían agarrar de base esta nueva reglamentación, el curso natural de la industria les ofreció la nueva generación del Escort, la tercera concretamente, que se presentó en 1980 en visos a su producción en 1981, un escaparate más que perfecto en términos de publicidad. El problema: su tracción a las ruedas delanteras, una merma si se quería lograr el dinamismo necesario en un rally.

Por suerte, la reglamentación era lo suficientemente permisiva como para que las marcas pudieran experimentar con distintas soluciones. Por tanto, el departamento de competición de la marca se puso manos a la obra en crear un nuevo chasis para acomodar un sistema de tracción trasera, pero que a la vez casase con la carrocería del nuevo Escort.

Para la mecánica, el equipo recurrió al exitoso motor del Escort MKII con sus 1.8 litros de cilindrada, al que añadieron un turbocompresor con el que era capaz de registrar potencias de hasta 350 caballos. Por si esto fuera poco, también se barajó la incorporación de un 2.2 litros, atmosférico con hasta 420 caballos, originario de la Fórmula 2, para hacer frente a las restricciones que afectaban a los motores turboalimentados.

Finalmente, en 1982 el equipo completó dos prototipos del que bautizó finalmente como Ford Escort RS1700T, uno con cada motor mencionado anteriormente. Para ponerlos a prueba, Ford alineó las dos unidades en el Rally de Portugal de aquella temporada y pidió a Ari Vatanen y Pentti Arikkala, pilotos oficiales, que corriesen cada uno en una unidad.

Al final de la misma, Vatanen y el equipo descartaban por completo la mecánica de 420 caballos, mientras que la turboalimentada se mostraba ciertamente competitiva, por delante de rivales tan duros como los Fiat 131 Abarth, campeones de la edición precedente.

Tras este prometedor resultado, durante aquel año se procedió a la fabricación de las 200 unidades mínimas homologadas para carretera que el reglamento exigía a cada modelo participante. Pero, cuando todo estaba ya preparado en la fábrica de Saarlouis, Alemania, llegó un mensaje desde la directiva con el desagradable anuncio de la cancelación del proyecto.

El culpable no era otro que Audi y su tracción integral Quattro, los cuales se habían sobrepuesto a los problemas de fiabilidad mostrados durante su primera temporada en 1981 para imponerse en la de 1982. Ford supo ver que el futuro de los rallies se encontraba en ese sistema de tracción, por lo que abandonó completamente la filosofía del 'todo atrás' y se lanzó a la carrera de diseñar su propia tracción integral, cuyo producto no fue otro que el RS200.

No obstante, no todo se echó a perder, pues todos los motores destinados a la homologación se reasignaron para dar vida a los RS200 una vez éstos vieron la luz. En lo que concierne al malogrado Escort RS1700T, se fabricaron un total de 18 prototipos, cuatro de ellos orientados a la versión de calle y que todavía existen. Su valoración es tan alta que uno de estos ejemplares se puso a la venta hace unos años por 410.000 euros.