Este año sí: Ferrari se conjura para ganar a Mercedes en 2020

Es cierto que Mercedes ha dominado la era turbohíbrida desde el año 2014, pero sería un error pasar por alto que Ferrari ha desaprovechado al menos dos bolas de campeonato. La primera fue en 2017: Hamilton y Vettel estaban separados por tres puntos después del Gran Premio de Italia, pero en las siete carreras restantes le metió 42 puntos. La segunda fue en 2018: Sebastian perdió el liderato con su famoso accidente de Hockenheim y a partir de ahí dimitió de la contienda, terminando a 88 puntos con un notorio listado de errores de pilotaje.

Había muchas esperanzas depositadas en 2019, pero el río estaba revuelto. El SF90 era un gran coche, pero no era rápido en circuitos de aerodinámica y trataba mal los neumáticos duros. Muchas piezas a encajar tras la destitución de Maurizio Arrivabene y la promoción de Mattia Binotto a la jefatura de la Scuderia, labor que tuvo que aprender a compaginar con la dirección técnica. Todo mientras el equipo lidiaba con el nuevo binomio Vettel-Leclerc y el monegasco se ponía al día a marchas forzadas en el aspecto técnico del deporte.

La buena noticia es que Ferrari supo corregir las carencias del SF90 y convertirlo en su mejor monoplaza turbohíbrido hasta la fecha. Veloz como ninguno en recta, rápido también en curva con la actualización que debutó en Singapur. Por primera vez en mucho tiempo, en 2019 vimos cómo Ferrari se convertía en la verdadera referencia del deporte, aunque errores estratégicos o humanos le impidieran sumar los puntos que merecía. La estabilidad reglamentaria sugiere que todas las lecciones que aprendieron en el último curso también les serán válidas en éste que ahora empieza.

Claro que también hay motivos para estar preocupados. El quid de la cuestión es el rendimiento del motor Ferrari, que en estos momentos es toda una incógnita.  En el último tercio de la última campaña fue objeto de una caza de brujas ante la convicción de que era ilegal. La FIA no dijo en ningún momento que lo fuera, pero desde la directriz técnica que emitió en Estados Unidos los italianos no consiguieron ninguna Pole Position ni ninguna victoria.

Es simpático en todo caso que el equipo que más ha gesticulado contra Ferrari sea Red Bull, porque hace una década la situación era justo la inversa. Entonces los coches de Adrian Newey dominaban con una interpretación de la aerodinámica que nadie era capaz de comprender, mientras que ahora el foco se traslada al motor, que es el gran factor diferenciador de rendimiento desde 2014.

Se acerca el momento de hacer pronósticos y quizá el más honesto es que no sabremos nada hasta que lleguemos a Australia. La experiencia nos demuestra que Mercedes rara vez pone un pie en falso y que volverá a estar ahí con su W11, con el que Lewis Hamilton buscará un séptimo título mundial que le permitiría mirar de tú a tú al gran Michael Schumacher. La incógnita es Ferrari, aunque Red Bull también puede dar la campanada.

El año pasado nadie daba un duro por Red Bull-Honda, pero los de Milton Keynes consiguieron tres victorias y dos Pole Positions. Los japoneses ya han terminado su periodo de aprendizaje y aclimatación al deporte. La última versión de su motor estaba muy cerca en rendimiento a Mercedes y Ferrari, y si la aerodinámica del RB16 es tan cuidada como la de su predecesor bien puede ser que el nuevo monoplaza pelee asiduamente por las posiciones de honor.

El año 2020 acaba de empezar. La pretemporada arrancará el 19 de febrero en el Circuit de Barcelona-Catalunya y el Gran Premio de Australia se disputará el 15 de marzo. Por delante tenemos el calendario más largo de la historia de este deporte. Volveremos a Montmeló, pero también viajaremos a Vietnam y nos reencontraremos con Zandvoort. Y en 2021 descubriremos una nueva generación del Reglamento Técnico. Si no puede ser este año, de aquí doce meses soñaremos con que la hegemonía de Mercedes terminará entonces.