Toyota Century Cabrio: un descapotable único para la coronación del emperador japonés

Aunque los actos de transición del poder comenzaron el 1 de mayo, será este domingo cuando se celebre la ceremonia oficial, con presencia de dignatarios de todo el mundo, en el Palacio Akasaka –Casa de Invitados del Estado–.

Para la ocasión, Toyota ha elaborado una versión única y exclusiva de su berlina de gran lujo Century al convertirla en cabrio. Una transformación realizada en el seno de la marca, a mano y exclusivamente para esta ocasión y que ha requerido seis semanas de trabajo. Lleva siete capas de pintura que han sido lijadas en húmedo a mano tres veces. Y, por supuesto, los emblemas imperiales en oro que ocupan el lugar normalmente reservado a la matrícula.

La actual generación Century es la tercera de dicho nombre. La primera fue lanzada en 1967 para celebrar el cumpleaños de Sakichi Toyoda. La generación actual se presentó en el Salón del Automóvil de Tokio de 2017 y se lanzó en 2018; es posiblemente la berlina más lujosa fabricada nunca en Japón, donde cuesta más de 160.000 euros. Tiene muchos componentes de origen Lexus, entre ellos la plataforma y el motor un V8 de 5 litros híbrido, con 425 caballos de potencia, en lugar del V12 original.

El coche tiene un detalle curioso. Los asientos posteriores están en una posición ligeramente más elevada –4 centímetros– para que el emperador sea fácilmente visible. También tiene respaldo fijo inclinado 25 grados.

Este Toyota será el primer automóvil nuevo de la familia real. El anterior, un Rolls-Royce Corniche II, data de 1990, es decir de hace prácticamente 30 años.

Su uso seguramente será muy breve. Además de la ceremonia de la coronación, posiblemente lo emplearán también en la inauguración de los JJ.OO. de Tokio 2020. Pero no mucho más porque el emperador sale poco de palacio, al menos en ceremonia pública. El anterior de Rolls-Royce sólo fue usado en dos ocasiones.

El trayecto que realizará el emperador Reiwa será muy corto. Desde el Palacio Imperial al Palacio Akasaka, la ruta apenas tiene 4 kilómetros y ha sido elegida para causar los menores problemas de tráfico posibles. Pese a ello, tardará al menos media hora en recorrer esta distancia. El conductor mantendrá la mínima velocidad posible para que todos los japoneses que se hayan desplazado para ver la caravana imperial puedan ver perfectamente el emperador.