La Fórmula 1 tantea al gran patrón de MotoGP

Marko admitió que en Barcelona –durante el GP de España de Fórmula 1, al que asistió Ezpeleta y otros hombres clave de Dorna– le pidió que viniera a dirigir la F1. "Nuestro problema son las reglas y Carmelo nunca habría autorizado unas reglas así. En MotoGP el problema –el techo presupuestario y el reparto de dinero– ya hubiera estado solucionado y les daríamos a los aficionados un espectáculo mejor".

Ezpeleta explicó el secreto de que entre las dos ruedas no haya un foso entre oficiales y privados. En Fórmula 1 el reparto de dinero favorece a los equipos grandes, mientras que en MotoGP permite sobrevivir dignamente a los pequeños. La prueba es que el equipo Yamaha-Monster es muchas veces un incordio para el equipo oficial de la marca. O que las Ducati Pramac son capaces de mantener la rueda de las Ducati oficiales. Aunque a la postre, los equipos oficiales se imponen al final.

Charles Leclerc y Carlos Sainz han visitado recientemente Grandes Premios de MotoGP y han quedado entusiasmados. Vestappen ha dicho que quiere probar la adrenalina de una MotoGP y Lewis Hamilton, las sigue de cerca. No han sido los únicos que han dicho que deben fijarse en MotoGP. Hace sólo tres días me lo comentaba en charla informal Pedro de la Rosa: "La F1 tiene mucho que aprender de MotoGP e incluso cosas de la Fórmula E".

Todos ellos creen que las dos ruedas ofrecen un espectáculo mejor y no son los únicos. El defenestrado jefe de Ferrari, Maurizio Arrivabene, lo dijo cuando el pasado año visitó Mugello y su opinión es muy autorizada porque en el fondo, durante muchos años, fue responsable de maketing de competición en Marlboro y apostaba por ambas categorías, F1 y MotoGP… incluso cuando la publicidad de tabaco estaba prohibida.

Incluso Ross Brawn, que se reunió con Carmelo en el GP de España de F1, envidia la estructura de MotoGP y hace ya cuatro años Gerhard Berger lamentaba que la F1 hubiera pedido la mágia que tiene MotoGP. No es un problema de cronómetro –son mucho más lentas por su reducida velocidad de paso por curva–, pero en dos ruedas es mucho más sencillo adelantar. No es un problema sólo de que las motos son más estrechas y hay más espacio para eso, sino de un cúmulo de factores: se pueden seguir al rebufo, no se habla de lado sucio de la pista –salvo si el viento deposita arena–, las frenadas son muy largas y, sobre todo, el piloto cuenta mucho, muchísimo más.

Lo normal es ver carreras en pelotón, incluso por las primeras plazas, pero también en el caso en el que se dan dominios apabullantes, como el que Marc Márquez ha ejercido alguna vez, existe la emoción porque en cada curva, con la inclinación de la moto, el derrapaje al acelerar y en ocasiones con esas frenadas en la que la cola de la moto parece descontrolarse, el público tiene la percepción de que los pilotos van al límite, de que vuelan sobre el filo de una navaja y están siempre al borde del desastre. No hay trompos, sólo caídas que hacen estremecer a los aficionados, que parecen sentir en sus propios huesos las secuelas del golpe con el asfalto.

Carmelo sabe bien lo que es la F1. Siempre ha mantenido contacto con ella y en un momento dado, Bernie Ecclestone tenía ciertos intereses en el motociclismo.

Expiloto, exfundador del circuito de Calafat, exdirector del Jarama, el hombre que se encargó del día de la construcción del Circuito de Catalunya y actual patrón de Dorna –el promotor o dueño, según se mire, del Mundial de MotoGP–, Carmelo es un viejo conocido de la F1… uno de los culpables de que Bernie Ecclestone tomara las riendas de la F1 y de que los garajistas británicos se hicieran con el control de la compañía en contra de los los equipos legalistas de la F1, encabezados por Ferrari, partidarios del poder de la FIA y del señor Balestre.

¿Recuerdan? 1980, aquel GP pirata del Jarama, que no consta en los anales de la FIA. Balestre y los legalistas presionaron. Los equipos británicos no cedieron. Unos u otros debían amenazaron con abandonar el trazado.

Todo se originó porque la FISA –la rama deportiva de la FIA, que gozaba de cierta autonomía– multó con 1.700 euros a los pilotos que habían asistido a los briefings de Holanda y Mónaco. Los pilotos se negaron a pagar y la FISA les suspendió la licencia. Eso era el jueves 29 de mayo.

El viernes, sólo Ferrari, Alfa Romeo y Osella –el frente italiano proBalestre– salieron a pista y el director de carrera, Ángel Murcia, sacó bandera roja antes de que hubiera transcurrido un cuarto de hora de los entrenamientos. Ezpeleta era entonces el director del Jarama y negoció con unos y otros, para tomar partido finalmente –con el consentimiento del RACE– con Bernie y los suyos. El RACE era entonces la autoridad deportiva en España que había cedido a la FEA –aún no era RFEA, ahora RFEdA para no confundirla con el atletismo–, pero decidió recuperarlos y expulsó a los legaslistas del circuito. El GP se disputó con los equipos que quedaban y la victoria fue para Alan Jones, pero la carrera no consta en los anales oficiales de la F1.

Bueno, en el fondo quizás lo que dijo Marko se deba a que en su momento la F1 la compró CVC Partners, empresa que se vio obligada a verder sus participaciones en Dorna –era mayoritaria– para evitar problemas sobre las normas europeas de la competencia. Todo esto sucedió en 2006, una década antes de que CVC vendiera la F1 a Liberty Media. Pero en la F1 ya saben que pueden intentar pescar en el mismo caladero… aunque me parece difícil que Ezpeleta, que es accionista de Dorna, esté por la labor. Y en todo caso, Marko no representa a los propietarios de la F1.