Alfa Romeo E-Sprint: el futuro eléctrico emocionante

El Alfa Romeo Sprint, que primero se llamó Alfa Romeo Alfasud Sprint, fue un modelo producido en Pomigliano d’Arco entre 1976 y 1989. El diseño inicial comenzó ya en 1968, pero fue Giorgetto Giugiaro –para Italdesign– quien perfiló las formas que se presentaron a finales de 1976, con el Salón de Turín como escenario principal.

El modelo, de cuatro metros de largo, cuatro generosas plazas y maletero amplio, se caracterizaba por su forma estilizada, especialmente en la parte trasera, con una luneta muy inclinada y un final en 'coda tronca' que era bastante recurrente en la marca, con sus consiguientes mejoras aerodinámicas. Un Gran Turismo en toda su dimensión.

Mecánicamente, el Sprint contaba con un motor de cuatro cilindros en línea en configuración bóxer en posición delantera, con tracción en el eje delantero, y una cilindrada inicial de 1.3 litros y 75 caballos que fue creciendo en cilindrada y potencia hasta llegar al 1.7 de 116 caballos del modelo Quadrifoglio Verde de 1987. Se produjeron aproximadamente 116.000 unidades hasta su retirada de producción en 1989, pero tuvimos que esperar en realidad hasta el Alfa Romeo GT de 2003 para encontrar un verdadero sucesor en cuanto a dimensiones y características de habitabilidad. De ahí que el proyecto de Pol Santos, pensando en un Gran Turismo aprovechable pero deportivo, gire la mirada hacia este interesante modelo.

© Pol Santos

Obviamente, se trata de reinventar el coche. Por eso, las dimensiones del que podemos llamar Alfa Romeo E-Sprint estarían más en la línea del actual Giulietta, pero en versión coupé y más ancho. En clave de diseño, el coche conserva las líneas maestras del diseño de Giugiaro, aunque modernizadas. Destaca en la forma global el que la parte posterior cobra ahora una forma más redondeada y no tan recta como en el original, si bien se conserva el remate en ‘coda tronca’ del modelo. De no hacerlo, no podríamos hablar del Sprint. Pero fijémonos en ciertos detalles.

© Pol Santos

La parte delantera absorbe el lenguaje de diseño actual de Alfa Romeo, y eso le hace perder el frontal con cuatro faros redondos del modelo original. Sin embargo, el dinamismo del frontal, anguloso –nótese cómo parecen erizarse los pasos de rueda adquiriendo un dramatismo notable– se contrasta con una textura suave en ciertos remates como las zonas que rodean la calandra, que pese a las dimensiones del conjunto, conserva el detalle del pequeño tamaño de la calandra original. En ese juego de huecos, también están los que albergan los faros, que pese a su forma triangular tienen en su interior una óptica redonda. Ahora bien, quizás el guiño más delicioso de este frontal son los faros antiniebla con forma de Quadrifoglio Verde.

© Pol Santos

Hablamos de un QV, y eso queda claro por el emblema modernizado que aparece como marchamo de calidad y rendimiento en el lateral, en lo que podría haber sido una salida de aire, pero que en este caso es innecesaria. Un lateral fluído en el que el modelo pierde sus dos ventanillas –la trasera se podía bajar en el Sprint original–, que aparecen pintadas en el color de la carrocería bitono, mitad elegante gris antracita, mitad rojo eléctrico. Llantas de gran radio y neumáticos de perfil bajo acaban dotando al moderno Sprint de un aire netamente deportivo.

También lo hace el spoiler que emerge en el punto en el que finaliza el techo y comienza la caída hacia la trasera del coche. Trasera marcada por líneas puras, de gran fluidez, que contrastan con la angulosa zaga del Sprint original. En ese plano trasero, sólo las ópticas –de nuevo redondas– dan el toque dinámico al conjunto, que se remata inferiormente con un discreto difusor.

Pero eso son las formas. Porque el punto central de este coche es el rendimiento. En contra del Sprint original, esta versión contaría con tracción trasera y vectorización de par, con las baterías colocadas principalmente en la parte inferior del coche, con unidades de escaso grosor para mantener el coche lo más bajo posible. Sin embargo, parte de esas baterías irían en la parte delantera, donde iría el motor, para lograr con ello las cifras mágicas de reparto de peso que caracterizan a Alfa Romeo: 50-50.

© Pol Santos

Ignoramos la potencia, la autonomía, los tiempos de recarga. Ignoramos el interior, los elementos multimedia o de seguridad. Pero intuimos la emoción de este Sprint eléctrico en toda su dimensión. La de un coupé que se proyecta en un futuro que también Alfa Romeo tendrá que acabar abrazando, aunque sea parcialmente. Y en ese futuro, todo lo que no sea un Alfa Romeo excitante en la conducción, carecerá de sentido. Este Alfa Romeo E-Sprint podría ser la piedra miliar de ese camino.