Marko: "Lauda tuvo mi contrato con Ferrari, pero no soy envidioso"

Marko fue a la escuela con Jochen Rindt. Cuando suspendieron su examen de entrada a la universidad, tomaron la decisión de subirse a un coche rumbo a Nürburgring para presenciar el Gran Premio de Alemania de 1961 en el famoso Nordschleife. Fue entonces, explica Helmut, cuando ambos descubrieron realmente cuál era su verdadera vocación.

"Jochen fue quien me contagió el gusanillo de las carreras. A los dos siempre nos habían interesado, pero nos faltaba confianza en nosotros mismos. Pero luego Jochen se fue a Inglaterra y tuvo éxito, así que yo pensé: 'Si él puede, yo también'. Tanto yo como los otros pilotos austríacos le tenemos que estar muy agradecidos. Sin él, ninguno de nosotros hubiera llegado tan fácilmente al deporte. Él preparó el camino".

Rindt falleció en Italia 1970, en un accidente en la Parabólica. Su coche, que rodaba muy descargado de carga aerodinámica, tuvo un fallo mecánico y se desestabilizó al clavar frenos. Se estrelló contra el muro exterior. Rindt sólo usaba cuatro de los cinco puntos de su cinturón de seguridad. Con la fuerza del impacto, se deslizó y sufrió una herida mortal en el cuello. 

Marko recuerda cómo vivió la noticia de su pérdida. Destaca que, durante el funeral, recibió una oferta de un equipo. Eso le enseñó hasta qué punto el motor es un deporte que vive el presente.

"Cuando recibí el mensaje de que había muerto, no me lo podía creer porque en aquella época ya no asumía tantos riesgos como al principio de su carrera. Sí, el Lotus era un coche rápido pero frágil, pero Jochen quería ganar carreras y campeonatos. En su funeral, me ofrecieron un asiento. Eso me demostró cómo es el motor. La vida continua".

Al evocar los momentos más destacados de su vida, señala tres. "La victoria de Le Mans fue un gran momento. Cuando ganamos el primer Campeonato con Sebastian Vettel en Red Bull… y lo creáis o no, cuando Max Verstappen ganó en Barcelona el año pasado. Me habían llamado loco por ponerlo en el coche, incluso dentro del equipo, pero luego va y gana".

CLERMONT-FERRAND 1972

El noveno Gran Premio de Helmut Marko fue el último de su carrera deportiva. Acababa de ser adelantado por Emerson Fittipaldi cuando el Lotus de éste pasó por encima de una piedra. Sus neumáticos la proyectaron en el aire con la mala fortuna de que se cruzó en el camino de Marko. Le perforó su visera y le costó el ojo izquierdo. De alguna forma, consiguió detener el coche a un lado de la pista antes de perder el conocimiento.

Marko destaca que aquel día no estaba en su BRM habitual y que su posición de conducción era más elevada que en anteriores carreras. Siente que de haber estado en su coche de siempre, hubiera salido ileso del incidente.

"BRM era un nombre importante entonces. A veces tenían cuatro o cinco coches por carrera, los monoplazas no estaban preparados a la perfección. Pero era una buena experiencia. Después de un tiempo, escalé en el equipo. Cuando conseguí estar en el coche adecuado, tuve el accidente. Tenía tantas ganas de tener el nuevo chasis… Estaba sentado 15 centímetros más alto que en mi coche normal y apenas podía mover mis piernas, pero quería el chasis. Con mi viejo chasis, ese accidente nunca hubiera ocurrido porque la piedra no me habría golpeado".

"Una lesión en el ojo es muy dolorosa. Tuvieron que cosérmelo, cada parpadeo era un horror. Por las noches no podía dormir, porque aún pensaba que las carreras eran la única razón para vivir. En una de esas noches, tuve que confesarme que había acabado. Tenía que hacer algo más con mi vida. Ahí caes en un gran agujero negro, pero luego me di cuenta de que hay vida más allá de las carreras. Sabía que no volvería a correr a un nivel competitivo y no quería acabar como un ‘gentleman driver’. Ahora debo decir que tuve suerte de sobrevivir aquella época con sólo la pérdida de un ojo".

Fruto de aquel incidente, Marko perdió la oportunidad de recalar en Ferrari. Explica que ya tenía preparado el contrato, que al final cayó en manos de Niki Lauda. No le guarda rencor alguno.

"Niki tuvo mi asiento con BRM y Niki tuvo el contrato con Ferrari que había tenido yo originalmente. Pero no soy envidioso, nuestra relación es buena. ¿Pienso que hubiera podido ser yo? No, no soy un soñador. De hecho, fui con Niki cuando conoció a Enzo Ferrari por primera vez. Fue una primera visita muy impresionante, porque entrabas en aquella sala oscura y él estaba ahí con las gafas de sol. Era muy misterioso".