Historias F1: Archie Scott-Brown, el piloto al que Fangio y Moss admiraron

Pero a nadie se le escapó que con su Connaught había estado peleando con Eugenio Castellotti y su Farreri. Tanto llamó la atención, que Stirling Moss lo tenía por modelo y el propio Juan Manuel Fangio lo felicitó por su prestación y declaró que tenía un ‘coup de volant’ espectacular. 

Williams ‘Archie’ Scott Brown no era un piloto como los demás. Su madre, durante el embarazo, contrajo ‘el sarampión alemán’ y Archie nació con malformaciones. Sus piernas eran cortas y no tenían tobillo -medía sólo metro cincuenta- y su brazo derecho carecía de antebrazo y mano.

Pero el trabajo de un cirujano y su espíritu incombustible le permitieron superar barreras que se creían imposibles. El propio Stirling sentenció: “He visto a muchos pilotos con dos brazos que no podrían pilotar con tanta habilidad como Archie con solo uno”

Llegó a las carreras por voluntad propia. Él se consideraba una persona normal y quería vivir como tal. Trabajó duro para poder comprar en 1950 un MG TD y comenzar a correr en pruebas menores. 

En 1954 conoció a Brian Lister, constructor de automóviles artesanales, especialmente de competición. Trabajaron juntos, eran compañeros, según contó el propio Lister. Con Lister pudo subir un escalón, comenzó a ganar carreras de club e incluso nacionales.

Los Lister tenían la dirección ligera -al menos para la época- y Archie presionaba con su muñón derecho el volante y era capaz de girar y, obviamente, Lister le puso la palanca de cambios a la izquierda.

Tuvo que vencer una notable oposición. En 1954 no querían dejarle correr tras una protesta contra él, pero finalmente pudo hacerlo en 1955 y disputó varias pruebas fuera de campeonato. Fue suficiente para que su inscripción fuera aceptada en pruebas europeas.

Tenía que haberse alineado en el GP de Italia de 1956 en Monza, prueba en la que por vez primera hubo dos españoles en pista, Francisco Godia, que acabó 4º, y el Marqués de Portago. Pero los organizadores, tras los primeros ensayos no quisieron dejarle correr. Él se marchó y ya no volvió a pensar en la F1.

Archie siguió en carreras de Sports. Corrió en Nurburgring, en Nueva Zelanda, en las 12 H. de Sebring. Con el Lister-Jaguar ganó en Oulton Park en 1957. Y estaba en cabeza en Spa en mayo de 1958 cuando su coche rozó la piedra que recordaba a Dick Seaman y le hizo ir contra una señal de tráfico que le rompió la dirección, dio una voltereta y literalmente explotó. Archie tenía 50 años.