El Dakar desde dentro: Ford F-150 Raptor 460 caballos: Probamos el GTI del desierto… ¡en el desierto de Arabia!

Estamos en medio del desierto de Arabia, y cuando entendemos la palabra desierto es eso: desierto: no parece haber ni un alma a nuestro alrededor más allá de nuestra caravana de coches en la que, por cierto, no vemos ningún coche médico, espero que al menos haya un botiquín, ya que no sería la primera vez que vuelco –de copiloto eso sí– haciendo 4x4.

'ESTO NO LO SUBO NI DE BROMA'

El terreno es difícil, pero vamos a 'buena' velocidad hasta que nos adentramos en una montaña de rocas y aunque el que escribe tiene cierta experiencia después de varios cursos y rutas 4x4, mi compañero hoy, periodista de deportes y que ahora mismo va al volante, me lo ha dicho claramente: "cero, esto no lo subo ni de coña". El F-150 Raptor es enorme, y debe pesar unos 2.500 kilos a pesar de su carrocería de aluminio, pero delante de nosotros hay un tipo con un gran sonrisa que nos ha dicho que le encantan las rocas de Arabia porque agarran bastante, no como las americanas, que patinan, así que se acerca a nuestra ventanilla y nos dice en un inglés típicamente yankee "poned el modo rocas en el selector, el coche hará el resto" y Toni López, del diario La Vanguardia, sube la cuesta con este enorme trasto como si se estuviera dando un paseo en una Honda Scoopy por la Rambla. "Qué fácil ¿no?" –me dice– de eso se trata –le contesto– pero no todos los 4x4 lo consiguen, sin electrónica ni diferenciales bloqueables, te quedas a mitad de cuesta.

LOS 'TRACK DAY' DEL DESIERTO

Y es que la gama Raptor ha llegado para cubrir un segmento, nunca mejor, dicho, desierto. Era muy habitual que una marca lanzara sus 4x4 'para todo el mundo' y dejara en manos de los fabricantes de accesorios las modificaciones para hacerlos más capaces. Pero la afición por el 4x4 sigue aumentando, y los compradores salían del concesionario directamente al taller para instalar nuevas llantas, suspensiones, protecciones de carrocería, luces… un negocio con el que los talleres y fabricantes de accesorios han ganado y ganan muchísimo dinero, pero que terminaban descompensado la mecánica del coche, no preparado para las nuevas ruedas, altura o peso, coches que no iban 'finos' y de los que los clientes se terminaban, en cierto modo, cansando porque uso diario no era el adecuado.

FORD PERFORMANCE AL ATAQUE

Ahí entra la división deportiva de Ford para matar dos pájaros de un tiro al vender coches ya preparados de fábrica. Primero, el coche alto, con grandes ruedas y múltiples accesorios, va perfectamente bien, con motores más potentes diseñados para esa nueva configuración y, segundo, el dinero que antes se gastaba el cliente en accesorios ahora lo invierte en la versión tope de gama. El cliente también gana por partida triple: los coches van mejor, requiere menos esfuerzo tener un coche 'escalador' y la reventa y garantía están aseguradas.

Cuesta pensar en todo esto cuando superamos los 120 kilómetros/hora en medio del… desierto, porque el desierto no son sólo dunas, es toda esa explanada, llena de traicioneras roderas provocadas por los barrancos que forma el agua cuando llueve, que se extiende ante nuestra vista. Ni siquiera vamos por la pista, llevamos los 5,9 metros de largo del 'coche favorito de América' en lo que España diríamos 'campo a través'. Por fuera es muy atractivo, con formas cuadradas rematadas con faros con una sofisticación que poco tiene que ver con los prácticos pick-up de antaño. Los ojos se nos van hacia las enormes ruedas BF Goodrich 'baja especial' –37 pulgadas de diámetro total, las más grandes en un coche de serie– sobre llantas que permiten deshinchar las ruedas sin destalonar para poder salir de zonas de arena. Las suspensiones son FOX, y se dejan ver en tono dorado a través del enorme hueco entre las ruedas y el chasis: regulables en compresión y extensión de manera electrónica, tienen doble válvula y botella separada, y hacen al coche realmente alto: 2,02 metros, lo mismo que la anchura.

'NO REPLACEMENT FOR DISPLACEMENT'

Debajo del capó de nuestro Raptor hay un V6 Ecoboost 3.5 biturbo con 465 caballos de potencia y caja de cambios automática de diez marchas, y este sería el motor 'downsizing', es decir, de menor cilindrada, porque hay un V8 5.0 y un V8 5.2 con 'supercharger' para el Raptor R. Nos convencen que, para el desierto, mejor el V6, más equilibrado, y visto como anda… ¡wow!

Saltamos, nunca mejor dicho al interior, que te recoge con unos asientos anchos, cómodos y muy bien terminados. No agarran mucho, ya que este no es su cometido, sino mantenernos confortables en terrenos bacheados durante horas. Las pantallas son enormes, y la consola central en especial es gigante, y por ella veremos más tarde, cuando hagamos 4x4 extremo, la posición de cada roca. Como no tenemos mucho tiempo –en un par de hora pasarán en nuestro 'stage point' los Ford Raptor T1+ del Dakar– nos ponemos en marcha, y nos indican que pongamos el modo off-road. El selector está mal posicionado, cerca del conductor pero no muy a la vista. Por suerte, al empezar a toquetear en marcha vemos los programas en la pantalla inicia: normal, sport, arrastre de remolque –muy rico en estos coches– off-road, 'baja' y rocas, así que empezamos la marcha por caminos y pistas desérticas con su 'hierba de camello' tan peligrosa para los participantes del Dakar porque pueden esconder una gran cantidad de arena en su base y el coche dar un gran salto –que le pregunten a Loeb– y empezamos a pisar terreno 'inexplorado'. 

COMO PEDRO POR SU CASA

Las puntiagudas piedras habían hecho trizas las ruedas de cualquier turismo y habrían puesto en aprietos a un todoterreno 'normal', pero aquí avanzamos como si nada con la suspensión tragándose los baches y el coche moviéndose como una gacela en la selva. El modo off-road revoluciona el motor para que tengamos la potencia siempre disponible por si, por ejemplo, queremos evitar uno de los pocos árboles de la ruta. Por cierto, estos aparecen junto a los barrancos de agua tras las lluvias, así que si vemos árbol y vegetación en el horizonte, habrá roderas y lío en el camino.

El coche corre todo lo que queremos, y tras superar los 130 kilómetros/hora nos notifican que hay mucha policía en los alrededores de la carrera… y no sabemos cuál es la multa por exceso de velocidad en el desierto… ni falta que nos hace. Este Raptor puede con todo.

Llegamos a una zona de arena, una pena que nos nos acerquemos a las grandes dunas. Aquí conectamos el modo 'baja' y desconectamos además el control de estabilidad. "Es como sacar a la normativa fuera del coche, es más permisivo, permiten más aceleración, más derrapaje, más diversión" y nos ponemos a circular por el lecho de un barranco como si estuviéramos en nuestra playa favorita dándole zapatilla este monstruo de 2.500 kilos, cuando salimos del lecho nos marcamos una cruzada gloriosa, aunque el cuerpo lo que nos pide es hacer 'donuts' sin parar. Después llegan las rocas que hemos visto al principio: pan comido para un coche como este que, en cambio, es muy grande para hacer estas rutas. "El problema es que al ser tan ancho terminas rayando la pintura con ramas, árboles y demás", nos dice Matthew Winter, jefe de marketing de Ford Raptor en norteamérica, que tiene un Bronco Badlands, justo el que probamos hace unas semanas en nuestro canal de Youtube.

POR SÓLO 80.000 EUROS

La gama Raptor culmina con el Raptor R, también presente en la prueba y que probamos por carretera: tiene un V8 con compresor con, atentos, 765 caballos, y es el Ford más potente a la venta hoy en día. Para el piloto de Ford que nos acompaña en la ruta "es terriblemente rápido, pero el V6 tiene mejor equilibrio, permite ir más concentrado en la conducción y menos en parar la mecánica". Curiosamente el V8 es el más vendido en Arabia, pero no en el acabado Raptor, sino en el de cabina simple –El Raptor sólo se fabrica con cabina doble o 'crew cab', ya que es más ligero y perfecto para las dunas–.

¿Los precios? ponemos los de América y no echamos a llorar: algo menos de 80.000 dólares, –unos 75.000 euros– que es mucha pasta, sí, pero es menos de lo que cuesta el Bronco 'normal' en España. Ahora sólo nos queda comprar una casa con garaje XXL, tratar de importar este 'GTI del desierto' e inscribirnos en la 'Baja Aragón', con buenas manos estamos en el 'Top 20' seguro.