Ríe si quieres, llora si lo necesitas, ¡ya eres leyenda, Miguel Molina!

Desde el box, ver que estás tan cerca de ganar Le Mans seguro que es mucho más complicado de gestionar para quien está al volante. Miguel, nervioso como nunca; mordiéndose uña, dando palmadas a las rodillas de Antonio Fuoco sentado a su lado, derramando unas lágrimas al ver que ¡¡sí, sí, sí!!, esta vez sí: la victoria en las 24 Horas era suya.. bueno de su equipo. 

El alborozo en el clan Ferrari, inimaginable. Abrazos, llantos, incluso algún desmayo momentáneo. Hacía unos segundos estaban al borde del infarto… ahora la alegría era incontenible. Y Miguel lloraba, de emoción, de puro sentimiento. No conseguía más que balbucear cuando Eurosport le puso el micro. ¡Llegó un día que creyó que nunca llegaría! Hace tres años quizás soñaba con ganar Le Mans en GT… cuando Ferrari decidió dar el salto a Hypercar. Su objetivo fue ganarse el puesto en el equipo y lo hizo.

Dicen que antes de morir uno ve en un flash lo que ha sido su vida. Seguro que el chaval de Lloret sintió algo similar cuando el Ferrari 50 enfiló la última recta de meta… y en su depósito no quedaba gasolina casi ni para dar la vuelta de honor. Seguro repasó toda su vida deportiva.

Recuerdo cuando, prometedor piloto en ascenso, protagonista de las World Series, decidió dar un cambio en su carrera deportiva y en 2010 decidió apostar por el DTM en lugar de intentar seguir ascendiendo a por la F1. De eso hará ya casi 15 años, para aceptar la oferta de Audi para el DTM.

"A todos nos gusta la F1, claro. Pero yo quiero ser profesional del automovilismo ante todo. Hay vida fuera de la F1", me contó entonces. La F1 era un sueño, claro, pero el DTM y eventualmente los GT eran una realidad. Desde hace ocho años es piloto de Ferrari, siempre con AF Corse, siempre aceptando ser cedido a cualquier equipo cliente que desde Maranello le indicasen. Serio, trabajador, disciplinado, también reservado; rápido y con pocos errores, de gran ritmo. Esto le abrió las puertas del equipo de Hypercar, un lugar al que aspiraban todos los pilotos GT en nómina de Ferrari.

Ha ganado Le Mans en la edición quizás más disputada de la historia. Es cierto, las distancias entre primero y segundo han sido alguna vez inferiores a los 15 segundos de esta edición.  ¡Pero han sido nueve coches en la misma vuelta y esto nunca antes había pasado!.

Molina se ha convertido así en el tercer español ganador absoluto de las 24 Horas, tras Marc Gene y Fernando Alonso. A sus 35 años ha llegado a la cumbre de la Resistencia. Ganar Le Mans es entrar en la leyenda para siempre… y yo también he derramado alguna lagrimilla furtiva.