Fangio defendía ganar "corriendo lo menos posible", pero sus razones no tenían nada que ver con Mónaco 2024

Lo de Fangio y Leclerc, sin embargo, obedece a dos situaciones absolutamente diferentes, hasta el punto que hay una gran diferencia entre esas dos victorias.

En el caso del mítico argentino tenía que ver con la falta de fiabilidad de los coches, especialmente de los motores. Era una época en la que los abandonos, por culpa del motor generalmente, eran tan numerosos que las reglas de puntuación del Mundial de F1 permitían descartar los peores resultados o, si se prefiere, sólo se tomaban en cuenta un número limitado de resultados.

También podría tener que ver con el riesgo personal que se corría en caso de accidente. Ni coches ni circuitos ofrecían una minúscula parte de la seguridad actual.

En el caso de Mónaco, fue una táctica para evitar una parada en boxes para un segundo cambio de ruedas después de que una temprana bandera roja hubiera hecho que todos anticiparan desmesuradamente esta acción.

¿Fiabilidad de las gomas? Algunos pueden pensar en eso, pero el que las gomas Pirelli no aguanten todo un Gran Premio no se debe a la falta de fiabilidad de las mismas, sino a un efecto exigido por la F1. 

Y una diferencia añadida. Con Fangio, el piloto estaba solo, tomaba sus decisiones según esos infalibles sensores que eran ‘los pelillos del culo’, sus sensaciones. Hoy van teledirigidos, desde boxes les marcan todo, incluso el ritmo a seguir.

Todavía recuerdo unas palabras de Frank Williams (¿o quizás fueron de Patrick Head?) sobre Nigel Mansell: "Si le dices a Nigel que la telemetría indica que puede tomar una curva de una forma más rápida… tiene los cojones de intentarlo", Y eso era en una época en la que la telemetría estaba en sus inicios y esas conversaciones tenían lugar en el box.

Una de esas cosas que, como el DRS, se han sacado de la manga para intentar ofrecer algo de emoción y espectáculo, ayudar al cambio de posiciones: rebasando gracias al DRS, por táctica jugando con las gomas o por la degradación de estas. Y son factores que, además, no tienen la misma influencia en un coche o en otro.

Mi buen amigo Emilio Pérez de Rozas (El Periódico), ha hecho una brillante entrevista a Giacomo Agostini, uno de los mejores pilotos motociclistas de todos los tiempos pero que no triunfo en automovilismo, posiblemente porque dio el salto demasiado tarde. "Nuestro deporte es un deporte de velocidad, no de regularidad. Debe ganar el más rápido, no el que administre mejor las ruedas o utilice mejor la cabeza [en la gestión]".

Estoy de acuerdo, salvando las distancias de que sobre dos ruedas hay más espacio para poder adelantar.  Pero todo es complicado: nos extasiamos con la tecnología, adoramos las evoluciones… y denostamos de ella porque la culpamos de ver peores carreras.