Alain Genestier, el primer ganador en coches del Dakar

Genestier, nacido en 1949, estaba muy cerca de cumplir los 30 años. Vivía en Costa de Marfil, disputaba los durísimos rallies locales, incluso había sido octavo en el mítico Rally Bandama.

Pero sobre todo conocía bien África, al menos lo que entonces aún se llamaba ‘África francesa’. Trabajaba como conductor de una empresa de tendidos eléctricos y realizaba más de 100.000 kilómetros anuales por pistas infernales en muchos casos, casi desaparecidas en otros.

El Dakar no era el primer raid de Alain. Y había disputado un Abijdan-Niza, prueba organizada por Jean Claude Bertrand, que asimismo vivía en Costa de Marfil.

Se sintió atraído por la aventura propuesta por este, el Raid de los Cinco Continentes, pero finalmente sólo se hizo la primera de las cinco partes, el Abidjan-Niza. La afrontó con un Peugeot 504 de serie y logró acabarlo pese a los múltiples problemas que tuvo que superar. Bertrand ya no organizó la segunda parte de este 5x5 y ello dejó la puerta abierta a Thierry Sabine para el Dakar.

"No quería repetir el mismo error del Abidjan-Niza donde me alinee con un Peugeot 504 de dos ruedas motrices. Así que compré un Range Rover de ocasión en Francia y Jean Lemordant, lo preparó", explicó más tarde.

La preparación era simple. Un tercer asiento porque además de Lemordant –imprescindible que el copiloto supiera mecánica porque no había asistencias– a bordo había un tercer hombre, Joseph Terbiaut. Terbiaut era la pieza clave: no sólo era el jefe de Genestier, el patrón de la empresa, sino que fue quien pagaba la fiesta.

El resto de la preparación se limitó a un depósito de combustible suplementario, un cabestrante delante por si las moscas, y dobles amortiguadores delante.

Cuando los participantes de esta primera edición se encontraron en la Plaza de Trocadero el 26 de diciembre de 1978 eran aventureros, posiblemente ni se les pasó por la cabeza que eran también pioneros. Pocos se conocían entre ellos… sólo sabían que iban a vivir una gran aventura.

Nada que ver con el Dakar actual. Las piezas de recambio y las herramientas les llevaban los propios coches. Se repostaba en las estaciones de servicio que se encontraban. Al acabar la etapa se trabajaba en el coche. Se dormía al raso, en saco de dormir; nada de hoteles.

El comienzo no fue brillante, sólo 162º en el prólogo de Montlhery bajo un diluvio. Pero después, su experiencia africana jugo a su favor. Tras las tres primeras etapas en Argelia, ya era líder de la general, todos los vehículos confundidos.

La victoria absoluta se le escapó en la etapa entre Arlit y Agadez, en Níger. El ‘fesh-fesh’ era brutal, las roderas muy altas… y el Range quedó trabado, con la panza apoyada en la parte central de la pista y las ruedas ‘flotando’ sobre las roderas.

El cabestrante los podía haber salvado, pero no cumplió su función, así que tuvieron que tirar de pala, excavar más de 300 metros de pista para que las ruedas tocaran al suelo, hasta salir de la trampa… pero no tenían pala. Compraron una en un poblado cercano a precio de oro… se la vendieron sin mango y hubo que volver a negociar. ‘C’est l’Afrique, patron’.

Aquel día perdieron el liderato en la general, pero seguían por delante de los restantes coches. Y Genestier inició su gestión ‘a la africana’. No rompieron nada. Como salían delante, llegaban delante. Y eso les permitía ser de los primeros en abastecerse y poder ir a dormir pronto.

Sólo tuvieron un momento de drama, cuando al vadear un río ya entrando en Senegal, el coche quedo casi sumergido. Pudieron salir de allí, pero perdieron más de una hora secando el motor.

De las muchas anécdotas vividas, me quedo con una. En una etapa, Thierry Sabine, que salía delante de todos, se equivocó de camino y con él la mayor parte de participantes. "Quiso anular la especial, pero le dijimos: 'si la anulas, nos vamos a casa'". Y recordó que Sabine elegía pistas infernales, difíciles incluso para un cuatro ruedas motrices. Pero en aquelle edición todavía no se había inventado el ‘hors piste’ y no se navegaba a brújula y compás.

Genestier no volvió a correr el Dakar. Su jefe sí, en dos ocasiones. De retorno a Francia corrió alguna prueba y después se dedicó a disfrutar con raids 4x4 por África.