Myke Tyson y el McLaren, o cómo las decisiones precipitadas pueden noquear temporadas de pilotos y equipos
Cuenta la leyenda que un buen día Myke Tyson pasó por la puerta de un concesionario londinense donde se quedó prendado de un McLaren F1, el mítico superdeportivo diseñado por Gordon Murray que venció Le Mans en 1995. El coche, que estaba en depósito por su propietario y del que ya no quedaba ninguno, no estaba a la venta. El comercial que atendió al boxeador llegó a pasar un verdadero mal rato cuando empezó a pegar voces tras decirle que no le podían vender uno. El boxeador se alejó del establecimiento sin comprender nada, cabizbajo y mirando de reojo el logotipo donde se leía "F1". Si Tyson se diera una vuelta por el paddock actual se quedaría más perplejo aún y comprendiendo todavía menos porque tampoco tienen coches para todos los que los quieren.