Red Bull no quiere un 2025 de transición, aunque sabe que no tendrá un RB21 totalmente nuevo

Algunos de sus rivales han reconocido el mérito del título de Max este año. Ha ganado sin tener, al menos en la segunda parte del año, el mejor coche, ni siquiera el segundo y en muchas ocasiones ni el tercero.

Superadas las dificultades del entorno de 2024 -el caso Horner, la marcha de Newey, la pérdida de algunos técnicos- Red Bull quiere recuperar el tiempo perdido este año. 

Los ‘energéticos’ quieren los dos títulos de 2025 para ser los reyes absolutos de la ‘era efecto suelo’, porque saben perfectamente que 2026 va a ser un año muy complicado. No sólo porque hay una nueva reglamentación drásticamente diferente en cuanto a filosofía, sino, sobre todo, porque esta vez dependerán de un motor propio, su primer motor realizado con ayuda de Ford y es una gran incógnita.

Obviamente, el RB20 ha sido mejor que el RB19, pero ha perdido terreno y se ha visto rebasado por los rivales.  Si el pasado año mejoraron algunos temas, como la velocidad punta, este año se han centrado en otros problemas: mejorar la velocidad de paso por curva, especialmente en curvas lentas, donde todavía tienen algún problema que Max identifica con una entrada lenta en curva.

Está claro que el RB20 es heredero directo del RB18, del concepto de Newey de hace tres años, y ha tocado techo. Los rivales que estaban rezagados han tenido que modificar rápidamente sus conceptos, sus bases de partida… lo que les ha permitido seguir otra vía y estar ahora un escalón por delante.

Justo al inicio de la segunda mitad del Mundial, Horner se lamentó de una ‘desconexión’ entre los comportamientos de los trenes delantero y posterior, el coche resulta más difícil de conducir. Pero ello podría ser simple consecuencia de que se ha llegado al límite, que para mantener el ritmo se deben recurrir a ‘set up’ más agresivos, que hacen el pilotaje más incómodo o complicado.

Los ingenieros  quisieran introducir cambios drásticos en el RB21, no simples correcciones. Es lógico. Pero ello está descartado. No hay margen, ni de tiempo ni de presupuesto, para ello. Estamos hablando de un coche para un solo año y que debería ser ‘tirado a la basura’ al final de año porque en 2026 no servirá ni chasis ni aerodinámica y se tendrá un motor muy diferente.

Un nuevo coche, el de 2026, que obligará a dedicar a él la mayor parte de recursos disponibles para I+D. Y no puede ser de otra forma. Si se escatima en el diseño del 2026 y se sacrifica ese año, recuperar el retraso puede llevar buena parte del próximo quinquenio.

Ya se vio al final de era híbrida, cuando Red Bull arrebató el último título de pilotos al dominante Hamilton porque Mercedes había llegado al ‘fin de vida de su concepto’. Todavía era coche ganador, pero ya no dominador. Y algo de esto es lo sucedido en 2024, aunque en este caso quien ha llegado al tope de concepto es Red Bull y quienes se han puesto un poco por delante son McLaren, Ferrari y Mercedes.

El RB21 será distinto al RB20. Se intentará ‘disimular’ sus carencias más acusadas. Pero a la vez es posible que se dé un pequeño paso atrás en aerodinámica, al menos visualmente. Este año, el ‘empaquetado extremo’ de la zona del motor ha implicado algunos problemas de refrigeración, incluidas dos penalizaciones de Max. Es algo que deberá subsanarse aunque implique una ligera pérdida o falta de mejora de las prestaciones. Red Bull es consciente del problema puesto que a mitad de año introdujo una nueva carrocería para los trazados donde la refrigeración puede ser más crítica.

Pero lo primordial es reequilibrar el coche. Cuando no se consigue, hay que trabajar con reglajes críticos, conducir de forma más agresiva, castigas más las gomas… "se entra en un círculo vicioso", dijo Horner en Monza. En otras palabras, solucionas un problema pero creas otros.

Este problema de equilibrio se nota mucho más en circuitos ‘variados’ aquellos que alternan el tipo de curvas. Donde las zonas rápidas y lentas están muy definidas es más sencillo: sabes que sacrificas una zona para ganar en otra, pero cuando se alternan las zonas se complica la búsqueda de compromiso.

La pérdida de competitividad de Red Bull comenzó en el GP de España de 2023. El bajón de rendimiento de Sergio Pérez fue la alarma, pero los rivales no habían progresado todavía lo suficiente para aprovecharlo y Max supo adaptarse a la situación.

Fue en Monza este año donde los ingenieros comenzaron a comprender la verdadera raíz del problema. Pero el RB21 ya debía estar muy avanzado en ese momento; posiblemente se comenzó a trabajar en él a finales de enero, o como muy tarde a inicios de febrero. La base de partida era el RB20.

Tras Monza, Red Bull trajo cosas nuevas en Austin, las cosas mejoraron algo, pero sobre todo dieron las pistas cara a 2025. Un coche más versátil… aunque ello puede implicar dos packs aerodinámicos diferentes; no nos referimos sólo a las alas o el suelo, sino también a los pontones.