La lluvia en la Fórmula 1, una maravilla en peligro de extinción
Jackie Stewart en Nürburgring en 1968, Gilles Villeneuve en Canadá en 1981, Michael Schumacher en Barcelona en 1996 o Sebastian Vettel en Monza en 2008. Todas ellas, grandes actuaciones con un denominador común: la lluvia. El líquido elemento, aquello que nos da la vida y que buscamos fuera de nuestro planeta como señal inequívoca de un posible futuro más allá de nuestro hogar. No hay duda de que el agua es algo especial, también para la Fórmula 1.