Hamilton se impone a Rosberg en la carrera de las mil batallas

Y es que circuito el de Sakhir ha sido un campo de guerra con frentes abiertos en cada lugar que enfocaban las cámaras. Un deleite que llevábamos demasiado tiempo sin vivir que ha servido de digno homenaje a este deporte que cumple 900 grandes premios. Una fecha redonda que tardaremos en olvidar, tanto nosotros como Hamilton, porque el británico se podrá llenar de orgullo cuando pasados los años diga bien alto a sus hijos: 'Aquella carrera de la que todavía se habla la gané yo'.

Estaba escrito que el triunfo iba a ser un mano a mano entre los dos Mercedes. Rosberg le dio un revés a Hamilton arrebatándole la pole, pero el efecto le duró lo que tardaron en llegar a la primera curva. Ahí, Lewis ya estaba por delante. Pero lejos de amilanarse, el alemán intentó devolverle la jugada al británico es esa misma curva que no deja que nos olvidemos de una leyenda que lucha por su vida, Schumacher. Después de intensos roces, los corazones en el muro de los de la estrella recuperaron la normalidad.

La diferencia de estrategias hizo que Hamilton se distanciara de Rosberg gracias a sus neumáticos blandos, pero la tranquilidad duraría poco. Un Safety Car, provocado por un accidente que nos dejó sin respiración al ver que el mundo se le volteaba a Gutiérrez dentro de su Sauber después de que Maldonado le embistiera como un toro sin cabeza, borró los segundos de ventaja y juntó a ambas flechas para un épico final. Una lucha en la que Hamilton fue el gladiador más fuerte a pesar de que Rosberg sostenía una espada más afilada con sus compuestos más rápidos. 2-1 para el 44 en el marcador particular de los de Brackley.

Pero si ése fue el combate estelar de la noche en el desierto, las demás no desmerecieron la gran velada. El reinicio de carrera tras el coche de seguridad nos dejó un final emocionante como pocos y a un mexicano tremendamente feliz en el podio. Porque después de ver como Hulkenberg era la estrella en Force India, Sergio Pérez se ha reivindicado con una actuación fantástica. Checo cogió una ligera ventaja en las vueltas finales que le valió para que un Ricciardo encendido no le diera caza.

Los dos monoplazas del equipo indio fueron de la mano durante toda la carrera, curiosidad y coincidencia que ocurrió con la mayoría de las escuderías en lo que pareció más bien una crono por equipos al estilo del Tour de Francia, pero el australiano se coló entre ellos completando una magnífica remontada desde la decimotercera plaza. Hoy Daniel llevaba un turbo extra en sus manos después de todas las injusticias que le ha tocado vivir y al fin suma sus primeros y merecidos puntos.

Además, Ricciardo ha sido el primero que ha osado entrometerse en el festival de los motorizados de Mercedes. El propulsor alemán ha sido el gran protagonista y durante un rato parecía que iba a colar a todos sus coches en las mejores plazas, pero el buen hacer de Red Bull lo impidió. Vettel también quedó por delante de los Williams, a los que la carrera se les hizo larga, pero esta vez perdió el duelo energético.

Por detrás de los protagonistas de la mejor película que se recuerda, aparecen unos derrotados coches rojos. Alonso y Räikkönen cierran las plazas de puntos. El Ferrari no les ha dado para más. Fernando veía con impotencia como era un simple espectador cuando los Williams y los Force India le pasaban como si llevará un camión, y Kimi se hartó a luchar con los Red Bull para cerrar unas puertas que no tenían cerradura. Todo esto delante de un Montezemolo que llegó al circuito comiéndose los micrófonos reivindicando emoción y que se fue antes de tiempo con la mirada del que lo tiene todo perdido.

Ni mucho menos es así, o al menos nos gustaría creerlo a estas alturas de la temporada. Por todos era sabido que Baréin no era un traje que se adaptara al Ferrari y sería difícil salir de aquí con algo positivo, pero pronto deberá llegar una reacción que se antoja imprescindible para que no se arrastren por los circuitos. En Maranello han vivido una decepción como también lo han hecho en Woking. En McLaren tenían motor para llevarse buenos puntos y se van con dos abandonos y dos roscos.

Por lo demás, Kvyat culminó otra buena actuación quedándose a un puesto de los puntos mientras que Vergne lo veía desde boxes tras retirarse porque un neumático destrozado por un toque le arruinó su carrera. Lotus celebró ver la bandera a cuadros con sus dos coches, algo que no hizo ninguno de los dos Sauber por segunda carrera consecutiva ni tampoco Ericsson. Baréin ha reanimado una era que empezó muerta con una espectáculo histórico, esperemos que la emoción se quede por aquí durante mucho tiempo.