Hace justo 21 años que la F1 descubrió que Fernando Alonso sería el futuro campeón del mundo

“Hay días que no sabes exactamente la razón y tienes el mejor coche de parrilla y ese día, ganas”, dijo años después.

“Si Alonso fuera torero, habría salido en hombros por la Puerta Grande”, dijo al respecto Nelson Piquet.

¿Sorpresa? A medias. Es cierto que aquel Renault R23 no era el mejor coche, pero tampoco era malo. Su punto débil estaba en el motor, un V10 cuya peculiaridad era tener una V a 110º, mucho más abierta de lo habitual. Comenzó la temporada con dos podios en las tres primeras carreras y un segundo puesto épico acosando a Michael Schumacher hasta el final.

Tal era el punto débil que representaba el motor que Flavio Briatore, el ‘team principal’ de Renault y a la vez mánager de Fernando, decidió sacrificar la temporada siguiente para desarrollar un nuevo motor V10 a 72º. En parte, la decisión se debió a que de cara a 2004 entró en vigor la limitación de motores por coche y temporada, o la penalización por cada unidad extra. El V10 a 110º tenía problemas de vibraciones, de fiabilidad y quizás una cierta limitación de potencia. Fue una decisión que traería sus frutos en 2005 y 2006 con los primeros títulos de Fernando.

“No me importaba el momento en que ganaría una carrera. Sabía que ese momento llegaría más pronto o más tarde. Siempre he sido el más joven en conseguir poles y victorias… ¡pero esto es demasiado!”, dijo aquel mismo domingo Fernando.

Estaba más sorprendido por la facilidad de la victoria que por el hecho de ganar. “Cuando vi tras tres vueltas que tenía 15 segundos de ventaja, pregunté por radio qué estaba pasando detrás”. Y afirmó que, pese a la ventaja, pasó sus momentos de angustia porque “me decía que lo tenía todo y no podía fallar. Pero las últimas vueltas fueron tan largas como las 24 H. de Le Mans… solo oía ruidos extraños. Salir delante y escaparme fue la clave”.

Fernando dedicó la victoria a los suyos, especialmente a su abuela Luisa. “Al salir de Oviedo para el GP le dije que le iba a brindar la victoria, que en Hungría iba a ganar yo, pero que no debía decírselo a nadie, y he podido hacerlo”.

Desde principios de temporada, y particularmente tras el GP de España, todos quedaron convencidos de que Fernando ganaría un GP. La incógnita pasó de ser si sería capaz de ganar a cuándo ganaría su primer GP.

Briatore había construido sabiamente ese momento. Creyó en Fernando al verlo ganar en Spa F3000; incluso antes ya estaba convencido. No dudó en apostar por él. Primero se lo arrebató a Jean Todt y Ferrari, lo que hizo que Alonso tuviera que esperar a que Todt estuviera fuera de Maranello para vestir de rojo, aunque también influyó el veto de Ron Dennis cuando se desvinculó de McLaren.

Flavio no quería inicialmente que en 2001 Fernando corriera con Minardi, le parecía que podría adquirir ‘vicios’ propios de un equipo sin medios. Adrián Campos, todavía mánager de Fernando, lo exigió. Alonso no pasó desapercibido en Minardi, pero estaba claro que los medios mínimos que podría ofrecerle el equipo iban a estancarlo.

Flavio no podía ofrecer un volante oficial en Renault para 2002, pero impuso que no estuviera en Minardi, sino que tuviera el rol de probador en Renault. Entonces los test privados estaban permitidos y Alonso realizó más de 40.000 km de ensayos, trabajando mano a mano con los ingenieros. Este sería su gran secreto después: el poder marcar las direcciones técnicas a seguir en el desarrollo de los coches.

Aquella victoria convirtió a Fernando en el piloto más joven de la historia en ganar un GP, plusmarca que hoy le arrebató Sebastian Vettel y que ahora está en poder de Max Verstappen. Charles Leclerc también está ahora delante de Fernando, pero no ha ostentado nunca el ‘Nº1’ en este particular ranking.

Aquel día, sin embargo, Fernando se permitió algo que ni siquiera habría soñado: doblar a Michael Schumacher, el gran dominador de la F1 en la época. “No pensé que doblaba al campeón, sino que tenía que adelantarle para proteger a mi compañero Trulli”.

Los calificativos fueron espectaculares. “Superboy”, “Superniño”, “el nuevo príncipe de la F1”, “es un destructor de jerarquías y todos presentimos que será campeón del mundo”, “humilló a Schumacher y el mundo ha descubierto un nuevo campeón del mundo”.

No diría que aquel domingo nació la ‘Alonsomanía’, la denominada ‘Marea Azul’, pero digamos que se disparó y asentó; todavía dura. Se dijo en España que acabaría la temporada con el primer título, algo que él descartó. “Sé que en España hay euforia, pero estoy seguro de que tras Monza bajarán un poco los ánimos. Me gusta tener los pies en el suelo. Monza e Indianápolis serán difíciles; quizás en Suzuka podemos pensar en un podio”.

Y a los que decían que el título era matemáticamente posible les respondió que “eso no es un sueño, sino una utopía… pero yo nunca esperaba esta victoria tan pronto. Todos preveían que Schumacher iba a pasearse este año y ya ven cómo está –luchando con Kimi y Montoya–. Puede pasarle como a los ganadores del Tour, que cuando llegan a cinco se plantan”.