¿Qué pasa con Räikkönen?

Los inicios de Räikkönen en la Fórmula 1 fueron sorprendentes. En su primera temporada, en 2001 y proveniendo directamente de la Fórmula Renault (2.0, no como ahora que tenemos la 3.5), el finlandés se adaptó a esto de la categoría reina con una soltura inesperada. Claro que también tenía un coche capaz de llevarle a los puntos -a diferencia de Fernando Alonso, que iba con un Minardi-. Aún así, fue sexto en su debut en Melbourne y dejó claro que ahí había talento para rato. Ya entonces se empezó a ver su carácer.

Siendo un piloto joven y recién llegado a la Fórmula 1, se le veía sonreir timidamente y todos pensamos que era lo normal. Un chico con poca experiencia en las carreras y que estaba abrumado. Esta sensación se repitió en 2002, cuando llegó a perder la que habría sido su primera victoria en la Fórmula 1 al cometer un error bajo la presión de Michael Schumacher. Pero en 2003, bajo circunstancias mucho más complicadas, con un coche de la temporada pasada y aún sin demasiada experiencia, 'Iceman' nació.

Seguramente los aficionados veían en él aquello que Alonso podría haber conseguido de haber estado en otro equipo. Debutando con un mejor coche, aprendiendo en carrera en lugar de hacerlo probando y luchando por el título de 2003 en lugar de conformarse con su por otra parte celebrada primera victoria. El talento de ambos estaba ahí y a pesar de ello, uno era una promesa por confirmar y el otro se había enfrentado a Schumacher y a Juan Pablo Montoya. Le faltó muy poco para ganarles en su primer intento. 

Pero no nos vayamos por las ramas. El primer cruce real entre Kimi Räikkönen y Fernando Alonso se da en 2005. Entonces sí que están luchando por el título. De hecho, la batalla es cara a cara ya que Bridgestone no ha hecho los deberes y Michael Schumacher no puede con los Michelin de McLaren y Renault. Los dos aspirantes al título tienen dos formas diferentes de afrontar las carreras. Alonso es más cuidadoso, con un coche rápido pero cuyo punto fuerte es la fiabilidad. El coche nunca falla.

Räikkönen sufre un diseño más frágil y un motor Mercedes que a menudo le da disgustos. Pero es abiertamente más rápido que el asturiano. Lo es principalmente por el coche que lleva, puesto que es evidente que los dos pilotos se respetan como iguales. Pero los aficionados no opinan lo mismo; ven en Räikkönen una posible amenaza para las opciones de Alonso y tanto estos como algunos sectores de la prensa empiezan a tildar al hombre de McLaren como 'rompe motores'. Cierto es que la mayoría de problemas en McLaren los sufre el nórdico y no su más caliente compañero de equipo.

Pero no es menos cierto que Juan Pablo Montoya no le saca el mismo partido que Räikkönen al MP4-20. Y al final, el campeón es español y Räikkönen entra en una difícil temporada en 2006 mientras Alonso gana de nuevo. Pero la primera transformación llega en 2007. Para los seguidores y la prensa española, el mayor rival está en casa. Lewis Hamilton es mucho más preocupante que los demás y al final de año, se celebra casi por igual el título de Räikkönen como se habría hecho con el de Alonso por el mero hecho de haber impedido un título al británico.

Durante las siguientes temporadas, la inercia de la lucha entre Alonso y Hamilton mantiene al piloto de McLaren en el punto de mira de los sectores más radicales entre quienes desean los triunfos del asturiano. Este último no acaba de brillar en su retorno a Renault y Räikkönen no lucha por los títulos. Pero cuando se anuncia el fichaje de Alonso por Ferrari de cara a 2010, hay una mezcla de crítica y simpatía. De 'Iceman', se decía que no estaba hecho para la Fórmula 1 -estas palabras, ¡dirigidas a un campeón!-, los rallyes le pegaban y se le deseaba suerte.

Evidentemente, estos buenos deseos rápidamente se convirtieron en burla cuando lo que llegó fueron más errores tontos que actuaciones gloriosas. Sus resultados no fueron tan distintos de los del respetado Stéphane Sarrazin, otro exiliado de la Fórmula 1 que terminó en los rallyes. Pero la opinión sobre él era muy distinta -¡nos preguntamos cuál es el motivo!-. Parecía que con su retirada gradual de los rallyes, Iceman iba quedando en el olvido pero un buen día empezaron a surgir rumores sobre su posible fichaje por Williams y aunque al final este no se produjo, sí que volvió a la Fórmula 1.

Lo hizo de la mano de Lotus, un equipo en pleno auge pero también con una estrategia de marketing muy agresiva. El equipo de Enstone ha estado en una situación económica delicada desde hace varios años y han aprovechado la más mínima oportunidad de hacer ruido. Los anuncios curiosos y divertidos, la revolución en Twitter... y la explotación del lado más 'canalla' de Kimi Räikkönen. El campeón del mundo de 2007 siempre tuvo un toque muy propio, desde aquel "estaba cagando" en una pre-parrilla de un Gran Premio de Brasil hasta sus momentos más recientes.

Entre medio, otros tantos que han pasado a la posteridad; declaraciones 'picantes' en entrevistas, el famoso helado y Coca Cola en el GP de Malasia de 2009 -el coche no podía continuar y tanto piloto como equipo lo sabían-. Räikkönen era, en el peor de los casos, un poco 'gamberrete' y un piloto que por supuesto, iba a su bola. Pero en su primera etapa en la Fórmula 1, vimos a un piloto más político, más correcto y sobre todo, ligeramente más abierto y receptivo a las conversaciones con periodistas. Pero Lotus se dio cuenta del potencial mediático de un piloto distinto a los demás... y lo aprovechó al máximo.

Lotus reinventó a Kimi Räikkönen. Del 'gamberrete' se pasó a simplemente un maleducado. De golpe y porrazo, Räikkönen aparecía en las ruedas de prensa tarde, con gafas de sol, cara de pocos amigos y con respuestas que ni Mika Häkkinen en sus peores días -este tenía respuestas cortas pero solía darlas con una sonrisa burlona-. Todo esto sin mencionar el tono de voz desganado y las palabras que denotaban un hastío total con respecto a todo el politiqueo del 'Gran Circo' que tiene montado Bernie Ecclestone.

Es comprensible que Räikkönen se sienta así. Pero mientras hasta entonces los equipos se habían cuidado de que mantuviera su imagen, en Lotus le dieron permiso -y potenciaron- que se soltara el pelo e hiciera lo que le viniera en gana. Cualquier comportamiendo era válido con la justificación de que "bueno, es Kimi". Esto fue una espada de doble filo; por una parte la popularidad de Lotus subió como la espuma, así como la del propio Räikkönen. Pero pronto la gente empezó a cansarse de un comportamiento que hace gracia tres o cuatro veces pero que molesta cuando se convierte en el habitual.

Tras llegar a Ferrari en 2014, las cosas se relajaron un poco en este sentido pero al aficionado le ha quedado un resentimiento que, justificado o no, muestra de forma poco elegante. ¿Cómo podemos cuestionar el talento de un campeón del mundo de esta forma? ¿Tuvo Kimi Räikkönen un mal año, en 2014? ¡Por supuesto! Pero eso no invalida su talento ni sus manos. Se encontró con un coche con el que jamás se sintio cómodo. 

Ahora, en 2015, se busca cualquier excusa para atacar al excompañero de Fernando Alonso. Que si es lento, que si está acabado, que si es mal piloto... Y la última, que no saludó a Alonso como algunos creen que debería haber hecho. Nadie es perfecto y habría que mirar al propio piloto asturiano para ver que el popular as español también ha soltado palabras fuera de lugar y se ha equivocado. Como todos. ¿Hay que crucificar también por esto? También se le podría preguntar a Alonso, si le molesta el comportamiento de su colega. Porqué si a él no le molesta, ¿de qué narices estamos hablando?