Thermal Club, Monticello y otros circuitos-club privados: la última moda de los más ricos

El Thermal Club es noticia este fin de semana porque alberga una prueba no puntuable para el campeonato de IndyCar donde hay en juego un total de 1,7 millones de dólares financiados en parte por los miembros del club. Es una cifra de récord para un evento que no sean las 500 Millas de Indianápolis.

Es cierto que hay circuitos donde no hay –o casi no hay– carreras, donde puedes rodar unas cuantas horas al estilo de lo que sucede en el Nordschleife de Nürburgring. Hay todo tipo de escuelas de pilotaje y organizaciones que montan días de pruebas.

La primera vez que oí hablar de un circuito privado –exceptuando las pistas de test de las marcas, que son otra cosa– fue de Mas du Clos, un castillo francés en Aubusson, donde Pierre Bardinon tenía una impresionante colección de automóviles, la mayor parte de competición y entre ellos una colección impresionante de Ferraris, posiblemente la mejor colección del mundo, y que construyó un circuito de 3,072 kilómetros para poder disfrútalos. En España, también tenemos el resort Ascari.

Hoy, tú puedes alquilar y rodar en el circuito, donde además se ofrecen servicios de restauración de clásicos y demás.

Thermal Club

Y en Estados Unidos hay varias pistas repartidas por toda la geografía, como el Monticello Motor Club, un circuit-club que tiene la ventaja a estar a tan sólo una hora en helicóptero de Wall Street.

Cuenta con toda suerte de lujos y una pista principal de 4,1 millas –6,6 kilómetros– amén de otros trazados más cortos,  con una larga recta donde se pueden superar los 300 kilómetros/hora. Ofrece piscina, gimnasio, spa, zonas de relax, restaurantes y bares, garajes, servicios, etc, así como una pista de rallies. Por supuesto, hay una urbanización adyacente.

Este club tenía 475 socios en 2018. Para hacerse miembro, hay que pagar un alta de unos 90.000 dólares y una anualidad de unos 8.000. Estas cantidades dan derecho a usar la pista ocho fines de semana al año.

Aquellos que quieran disponer del circuito siempre que quieran tienen que pagar 175.000 dólares de entrada y 17.500 dólares de cuota anual. Incluso hay disponible un campus de automovilismo para niños. Además, dispone de pista de kart, circuito off road y en invierno, pista helada.

Monticello Motor Club

Pero Monticello no es el primer circuito de este tipo; existen desde hace muchísimo tiempo. En Alton está el Virgina International Raceway, muy cercano a Carolina del Norte. Data de los años 50 y es posiblemente el primero de estos trazados. Paul Newman era un asiduo a este trazado de 6,7 kilómetros, una pista de la vieja usanza.

Es un club ‘económico’. Quizás no ofrece los servicios de lujo de otras instalaciones modernas, pero es más accesible. Eso sí, también tiene una urbanización ‘motor’ adyacente.

Obviamente, Las Vegas no podía escapar a esta moda. En Pahrum, a una hora de distancia, está el Spring Mountain Motor Resort, con un circuito principal de 6,1 millas, es decir 9,8 kilómetros, rodaado de 80 chalets y sede de la escuela de conducción de Ron Fellows.

Hay 18 posibilidades de trazado. Una de ellas, denominaba Senna, de 4,2 kilómetros, recuerda mucho al Circuit de Barcelona-Catalunya. Hace unos años compraron terreno adicional para doblar la longitud del circuito, aunque esto no se ha llevado a cabo.

Esto es Las Vegas. A las puertas del complejo está un hotel con su correspondiente casino, aunque los gestores del complejo no quieren decir que esta es una atracción más de Las Vegas, condominios alrededor e incluso alguna mansión espectacular.

Spring Mountain Motor Resort

No todos los clubs de motor son tan lujosos y ofrecen tantos servicios. En ocasiones podrían ofrecer la pista, boxes, cafetería y poco más. Son también más económicos, obviamente. Otros, llegan a ofrecer servicios de mantenimiento de los coches,

No lejos de Concord, la capital de New Hamsphire, el Motorsports Club, con una pista de 4 kilómetros y 15 curvas, un trazado de pendientes salvajes, como el Parc Motor de Castellolí, casi 80 metros  de desnivel, con vistas a las Montañas Blancas, y se considera como muy difícil desde en términos de pìlotaje.

A una hora de Atlante encontramos el Motor Park de Atlanta, con un circuito de 3 kilómetros, que tiene una pista donde se puede conducir sobre hielo. Se parece a una pista de velocidad moderna, lo que no debe sorprenderles si tiene en cuenta que el diseño ha sido hecho por el mismísimo Hermann  Tilke.Éste dio rienda suelta a su fantasia y combina zonas de alta velocidad con curvas largas y que no son fáciles de aprender.

Motor Park de Atlanta

En Palmer, Massachusetts, está una pista de 2,3 millas, casi 3,7 kilómetros, que tiene una características única: está pensada para poder abordarse en ambos sentidos. Tiene 14 curvas y 60 metros de desnivel, que tampoco está nada mal, y que incluye un ‘sacacorchos’.

Rafa Martínez ha puesto en marcha su propio club, el Rafa Racing Club en Houston. A Rafa Martínez pudimos verlo correr en las carreras del McLaren Trophy en Barcelona.

Y hay en marcha más proyectos. Para los socios, la ventaja de estos clubs es el poder rodar cuando les apetezca. No todos están abiertos todos los días, pero están disponibles buena parte del año y en la mayor parte de casos sin necesidad de ‘reserva’.

Eso sí: si tienes terrenos y dinero, siempre puedes construirte un circuito propio en tu finca, para disfrutar en solitario o con un grupo restringido de amigos, en la intimidad.

Visto esto, no es de extrañar la existencia de los coches para track-days, coches que superan incluso el rendimiento de los prototipos ganadores de Le Mans y que no se deben a ningún reglamento.

Palmer Motorsports Club