Pau Navarro, el futuro del Dakar pide paso

"Está llegando el momento y me siento preparado para afrontar este desafío. Tengo muchas ganas de volver a ponerme al volante del Mini", dijo durante la presentación de su equipo en el Golf de Sant Cugat, para quien poder disponer de un Mini T1+ es un sueño "porque es el coche que tanto mi padre como yo soñábamos para el Dakar. Es un coche bestial, casi te emociona cuando vas metiendo marchas… es una sensación que no puedo describir con palabras. Y formar parte de la familia X-Raid es mágico. Siempre, desde que era pequeño, he soñado con ser parte de este equipo", explica ilusionado.

"Me gustaría acabar entre los diez primeros. Cuando corres, siempre deseas ganar, pero me conformó con estar entre los diez mejores", señala Pau, aunque es cauto, sabe que el Dakar da pero también quita y que la ‘parrilla’ de este año es especialmente amplia en favoritos.

Sin carnet de conducir, lo hizo por vez primera a los 16 años como navegante en un camión, poniendo a prueba lo aprendido en la consola con el juego del Dakar, y repitió con 17. El pasado año con 18, teniendo que llevar la ‘L’ de novato, ya lo hizo como conductor de un T4, esos pequeños, ligeros y ágiles coches minimalistas, con unos 180 caballos de potencia. Y este año, sólo año y medio después de su debut como piloto, afronta la prueba a los mandos de un Mini T1+, coche de la categoría reina, que le duplica en potencia y casi en peso.

El Dakar y las pruebas ‘off road’ han formado parte de su día a día desde hace años. Su padre, Santi Navarro es un gran especialista de este tipo de pruebas y propietario de FN Speed, uno de los mejores preparadores y equipos de las categorías T3 y T4, a partir de ahora denominadas Challenger y SSV

"En casa, el Dakar ha estado siempre muy presente. Lo hablamos continuamente en la mesa. Desde que acaba un Dakar sólo se habla de como preparar el siguiente en comidas y cenas", dice el joven piloto de Llagostera.

Algo deben haber visto en él también los organizadores del Dakar. Le han dado un número bajo para un debutante, 230 (los coches comienzan en el 200). Algo vieron en él los responsables del equipo X-Raid, propiedad de Sven Quandt, quién dirige el equipo oficial Audi a través de otra estructura y que ha dejado X-Raid en manos de su hijo Tobías, para que le llamaran tras el Rally de Marruecos. X-Raid es uno de los mejores equipos: por él han pasado Carlos Sainz, Nasser Al Attiyah, Stephane Peterhansel y Nani Roma, todos ellos ganadores de la prueba.

"En Marruecos decidimos probar con un Toyota T1. Era un T1 antiguo, con menos recorrido de suspensión, con ruedas más pequeñas, pero pudimos meternos entre los T1+. ¡Y era la primera vez que conducía un coche con cambio de marchas, ya que los T4 no tienen cambio¡ Durante la prueba hablamos con X-Raid, que nos ofrecieron esta oportunidad".

Pese a su corta experiencia, el pasado año sorprendió con un T4 en el Dakar. Estuvo luchando con los mejores en las etapas y finalmente acabó noveno de la categoría. "Tuvimos algunos problemas mecánicos y pudimos conseguir un Top-9, que está muy bien conseguirlo en mi primera experiencia. Pero creo que demostramos que podíamos haber quedado mejor", explica Pau.

El planteamiento que se hace de la prueba es claro, pensado y madurado. "Las primeras etapas serán para conocer un poco más el coche, aprender lo que se tiene que hacer en cada momento. Pero a partir del quinto día creo que ya podremos apretar", dice. 

Y ahora, unos días de espera. El momento de repasar que no te has olvidado de nada y de pensar en la carrera, casi ‘comerse el coco’. "Me gustaría que la carrera empezara mañana. Pero hay que regular bien la espera. Estos días aprovecharé para avanzar en los estudios de programación y videojuegos que estoy cursando y apretar en la preparación física. El resto, ya llegará", señala.

Piensa en este Dakar, pero mira a la vez, como se hace en el desierto, otea el horizonte mirando hacia el futuro.