¿Queréis una Fórmula 1 de ingenieros o de pilotos?

Primera reflexión: si Lewis Hamilton no existiese, Valtteri Bottas sería bicampeón este año. Hubiera sido campeón en 2019, repetiría en este 2020 y muy probablemente sería tricampeón en 2021, porque es bastante probable que Mercedes aún sea muy fuerte.

Tristemente para Bottas, Hamilton sí existe. Y es por eso que, en lugar de entrar en la historia del deporte como una leyenda, pasará a la historia como un segundón, siempre a la estela de un compañero de equipo que, en condiciones normales, le doblega por todos lados.

En lugar de tocar la gloria, la historia de Valtteri será parecida a lo que vimos este fin de semana en Sochi: ganó, pero porque sancionaron a Lewis. Me temo que a lo largo de su paso por la Fórmula 1 vivirá aún un montón de decepciones y frustraciones.

Los números son arrolladores: Hamilton ha ganado 37 carreras desde que le tiene por compañero, mientras que Bottas tan sólo ha ganado 9. Y Lewis ha conseguido en 35 ocasiones la Pole Position, mientras que Valtteri algo menos de la mitad, tan sólo 13.

Y es curioso constatar que, pese a esa gran diferencia de talento y calidad entre Lewis y Valtteri, Bottas aún sería tricampeón del mundo el año que viene si no le tuviera de compañero. No será el caso, pero podría haber ocurrido.

Eso me lleva a una segunda reflexión: el talento del piloto no importa en la Fórmula 1. Para ganar títulos, estar en el lugar adecuado en el momento adecuado pesa mucho más que el talento que pueda tener cada individuo.

Es una reflexión que puede parecer obvia, pero no estoy simplificando las cosas. El éxito que un piloto experimente en su vida en la Fórmula 1 depende en gran medida de que esté en el momento adecuado en el lugar adecuado.

Si no estás en el equipo dominante, es muy difícil que seas campeón del mundo. Puede que tengas un talento inmenso, que en algún momento puedas complicarle la vida a los de delante, pero no ganarás el título.

Sinceramente, creo que eso no es justo. Es cierto que es algo que todos hemos aceptado históricamente, que hemos dado por bueno que la Fórmula 1 sea un deporte de tecnología vanguardista y sofisticación técnica, un deporte de ingenieros, al fin y al cabo. No ganan los mejores pilotos, sino los mejores ingenieros.

Si me permitís la comparación, sería como si Rafa Nadal dependiese exclusivamente de su raqueta para ganar o no el Roland Garros. Como si su esfuerzo, talento, resistencia, confianza, seguridad, ambición y técnica no bastaran para ganar el título. Que todo se redujera a la marca de su raqueta.

Imaginaos que llega el día que una marca inventa una marca tan tremendamente buena y sofisticada que casi cualquier tenista del circuito pudiera ganar con ella el Roland Garros. No sería justo, ¿no? Yo creo que no.

¿Cuántos pilotos de la parrilla actual serían campeones del mundo si condujeran un Mercedes y Hamilton no estuviera en el equipo? Dicho más fácil… ¿Cuántos no lo serían? Y puestos a acotar el grupo, ¿cuántos pilotos de la parrilla actual podrían ser campeones del mundo si estuvieran en Mercedes con Lewis?

Creo que no hace falta dar nombres, porque todos pensamos más o menos lo mismo. Es el tema de discusión eterno de la Fórmula 1. El tema que divide a los aficionados. Por un lado, unos puristas que dirán que esto es una locura –y es probable que lo sea–, porque entonces tenemos un campeonato monomarca, una Fórmula 2 o Fórmula 3 con coches más rápidos.

Es probable que a algunos fabricantes no les interesara formar parte de esa Fórmula 1. Se acabaría la guerra de ingeniería, el esfuerzo constante por leer la normativa entre líneas para encontrar el último artilugio técnico que marque la diferencia. Pero la Fórmula 1 dejaría de ser un deporte de ingenieros y sería por fin un campeonato de pilotos. Ganaría el mejor. Sería más justo y mucho más divertido.

La moraleja en todo caso es que nadie se atreverá a hacer una revolución tan grande. Seguiremos rasgándonos las vestiduras porque no vamos a querer comprar esta idea. Seguiremos diciendo que la Fórmula 1 es previsible, una sucesión cíclica de monopolios, de equipos que se suceden según la normativa de turno.

A corto plazo, tendremos que asumir que Mercedes conseguirá todas las Poles de este año y casi todas las victorias, y más de lo mismo en 2021. Lo asumiremos porque será así.

Asumiremos que los grandes pilotos de la Fórmula 1 seguirán peleando por premios menores. Verstappen intentará colarse entre los dos Mercedes, Leclerc colocará al Ferrari en sexta posición en alguna carrera, Russell entrará en la Q2 con el Williams…

Y llegará 2021, y entonces Verstappen ganará cuando Mercedes meta la pata y, quién sabe, quizá hay un fin de semana completamente alocado en el que pasan centenares de cosas y tenemos un ganador inédito, como este año en Monza.

Con las carreras actuales, pasará lo que vimos en Rusia. Fue un Gran Premio tremendamente aburrido y sólo la sanción de tiempo a Hamilton le puso algo de pimienta, y eso que fue por un malentendido con su ingeniero en las pruebas de salida antes de comenzar la prueba.

Pese a esa sanción, Lewis fue tercero porque tiene un avión y Bottas ganó sin que Verstappen, que es infinitamente mejor como piloto que él, le pudiera hacer sombra. Tener un talento arrollador no basta en esta Fórmula 1 para disputarle el título a Hamilton, ni siquiera un segundo puesto a Bottas.

De Rusia también nos quedamos con que Carlos Sainz cometió un error en la primera vuelta. Todos cometemos errores, algunos menos que otros, pero ayer vimos el primer fallo de Carlos en esta temporada.

Leclerc salvó el honor de Ferrari, Vettel tuvo una carrera gris fuera de los puntos… Pérez brilló mucho, demostrando a la gente de Racing Point que se han equivocado con la alineación de 2021. Y Renault siguió progresando para regocijo de Abiteboul y de alguien que estará el año que viene en ese equipo.

Imaginaos que vosotros tuvierais un botón en la mano y que bastara con pulsarlo para que esta idea absurda de lo que podría ser la Fórmula 1 fuera una realidad. Que, con un simple botón, la Fórmula 1 dejara de ser de ingenieros y fuera de pilotos. De repente, Verstappen podría ganar. Leclerc, Sainz, Russell también podrían. ¿Qué haríais? ¿Lo apretaríais?