El futuro es eléctrico, también en competición

Estábamos comentándolo ayer un pequeño grupo de amigos cuando uno de ellos se preguntó cómo afectaría a la competición. Y recordaba los 'denuestos' y descalificaciones que los aficionados reservan para las competiciones de coches eléctricos, más concretamente para la Fórmula E.

Y lo tuve claro. Rápidamente me acorde de una célebre frase de James Carville que sirvió para que Bill Clinton, contra pronóstico, saliera elegido presidente de Estados Unidos en 1992: "¡Es la economía, estúpido!".  Y rápidamente le di un cambio: "¡Es el futuro, estúpido!". Por razones medioambientales o de otro tipo, está claro que el proceso del cambio se ha puesto en marcha. Y recuerdo que un prohombre del automovilismo dijo en su momento "el futuro es eléctrico o no será".

Hay que estar bastante ciego para no darse cuenta de que la automoción, deporte incluido, camina por esta senda del coche eléctrico, ya sea a baterías o a pila de combustible. No es casualidad que ninguna marca quiera llegar como motorista a la Fórmula 1 en 2021 -aparte de las que ya están implicadas- y todas ellas hayan apostado por la Fórmula E. No es casualidad que Ross Brawn admita que la Fórmula 1 debe ir hacia la electrificación y Alejandro Agag sostenga que la exclusiva de la Fórmula Eléctrica es suya por muchos años aún.

Pero hay mucho más. Si bien los e-GT monomarca con base Tesla inicialmente, parece que no arrancarán y en Rallycross, tanto en América como en Europa, los planes del eléctrico están aparcados, el e-TCR, siguiendo las pautas del Cupra e-Racer, parece bien encaminado para ser operativo en 2020.

En Le Mans ya está lanzado el proyecto de participación de un coche a pila de combustible a través del Garaje 56 y los promotores del ACO piensan en una deriva técnica a este tipo de motorización de cara a un futuro cercano, 2024 o 2025, que podría contar con el apoyo oficial de algunas grandes marcas. De hecho, Audi ya ha dicho que el proyecto le interesa.

Volkswagen urge la electrificación de los rallies y señala que una hibridación llegaría tarde. M-Sport ya trabaja en un Fiesta ERC inicialmente para pruebas regionales. El Trofeo Andros enfrentará eléctricos y gasolina. Y hay diversos proyectos eléctricos para raids. ¿Qué sentido tendrán las competiciones con coches de combustión si dejan de venderse? El mismo que las carreras de clásicos.

Es cierto que los eléctricos tienen sus limitaciones…. todavía. Peso y volumen de las baterías, capacidad de energía de las mismas y tiempo de recarga. Pero en todos estos detalles se está trabajando de forma intensa y los avances pueden ser espectaculares a breve plazo.

Las reticencias al eléctrico se parecen a la que en su día existieron para los diésel. Se les tachaba de motores sólo aptos para camiones por ser anémicos. Y por supuesto, inhábiles para competición. … y de esto hace apenas 35 o 40 años. En ese periodo de tiempo, que prácticamente coincide con el que se da de vida para el cambio del combustible derivado del petróleo a la energía eléctrica, los diésel no sólo han pasado a dominar el mercado europeo de turismos sino a brillar de forma descarada en competición. Y si no han ido a Fórmula 1 es porque las reglas de la misma no lo permiten.

Es cierto que la Fórmula E, con sus circuitos gymkhana, sus prestaciones limitadas y su escasa autonomía, que obligaba a cambiar de coche a media carrera, no era la mejor fórmula para atraer al grueso de aficionados… pero eso cambiará este mismo año. La nueva temporada empieza en diciembre con monoplazas nuevos, sin necesidad de cambiar de coche y con mejores prestaciones.

Sí, queda mucho camino por recorrer para ver en los grandes circuitos una Fórmula 1 eléctrica. Antes veremos triunfar el E-TCR. Pero el futuro está en marcha y es imparable.  Y los aficionados nos iremos reciclando. Después de todo, gasolina o eléctrico, sólo se diferencian en una cosa: la forma de almacenar la energía que transformaremos en prestaciones.

Si yo, 'tifosi engachao' a la Coca Cola he conseguido pasar a la Zero, este cambio, por más que me encanten los motores de gasolina, es asumible. Aunque ahora nos dé pánico y tengamos ganas de exclamar "¡Vade retro Satanás!". El cambio no será drástico, sino progresivo. Pero en un lustro o poco más ya habrá coexistencia.

Para mí, el cambio es más asumible que el éxito -ya innegable e irrefutable, sin marchas atrás- de los deportes de motor virtuales. Y desde luego pecata minuta respecto al cambio mucho más intenso que se avecina: el del automóvil autónomo… del que ya pronto veremos competiciones, la Roborace.