¿Fue China un espejismo o ha sido Sochi un mal sueño?

Es cierto. En las tres o cuatro últimas vueltas en Sochi, cuando Sebastian Vettel acortó distancias hasta casi alcanzar a Valtteri Bottas, hubo una cierta emoción e incertidumbre. Una caza 'abortada' en el doblaje a Felipe Massa, que el finés realizó sin problemas pero que el alemán se encontró ya al entrar una doble curva y allí perdió unos metros decisivos. Claro que tampoco podemos asegurar que sin ese 'incidente' el resultado hubiera variado. Vettel seguramente hubiera alcanzado a Bottas, pero adelantarlo ya es harina de otro costal.

Esos instantes no pueden ocultar lo que en realidad fue una carrera tediosa, una procesión 'a distancia', en la que no es que los cuerpo a cuerpo fueran escasos, es que fueron inexistentes. Todo un contraste con China –'Los récords caen, los adelantamientos llegan', escribí entonces–, donde pudimos ver algunos adelantamientos 'de los de antes', cuerpo a cuerpo, sin que el artificial DRS fuera el arma decisiva.

En cualquier caso, en China se vio que todo aquello que tanto se criticó a Pirelli –la degradación extrema de las gomas– quizás no era tan malo. Los ultrablandos en China duraban 30 vueltas y ello hacía que sólo hubiera una táctica posible, una sola parada casi a media carrera… es decir, no había táctica, ultrablando primero y superblando después. Ni siquiera se podía recurrir a los ‘undercut’ por las prestaciones de los Pirelli actuales.

Entre neumáticos que lo aguantan todo, aerodinámica que no permite acercarse al coche de delante, diferencias de eficacia en los chasis importantes y las características de algunos trazados, va a ser un año de contrastes totales. Alternancia de carreras espectaculares y desfiles tediosos. Afortunadamente, la recuperación de Ferrari nos permitirá mantener la incertidumbre de la batalla por el título entre los rojos y las flechas de plata. Y siempre nos quedará indignarnos con la falta de competitividad del McLaren-Honda, que tiene crucificado a Fernando.