Probamos el Volkswagen Golf R-Line: ¿es aún el rey de los compactos?

Si pensamos en un compacto para todo, el Golf es el primer coche que se nos viene a la cabeza. Tanto es así que es lo que en la industria se conoce como 'benchmark', el coche al que todos los fabricantes ponen en el centro de la diana a la hora de diseñar sus rivales. El modelo alemán ha conseguido un aura de prestigio y calidad, sí, pero es que es un coche que lo hace casi todo bien: no descuida el espacio, ni el confort, ni la estabilidad en carretera, ni la gama de motores y versiones. Tanto es así que, en esta última renovación, todavía aparecen los motores TDI, denostados en muchas marcas, junto a los híbridos enchufables y los gasolina, estos últimos con etiqueta eco.

GOLF ECO, ¿LA OPCIÓN MÁS ADECUADA?

Pero cuando nos vamos a comprar un Golf para muchos años, la opción más lógica es el eTSI de 150 caballos, a ser posible automático y con etiqueta eco y, por último, con el deportivo acabado R-Line –unos 2.200 euros extra–, que le da un atractivo superior al coche. Nosotros hemos elegido ese, añadiendo la carrocería familiar Variant para nuestra prueba. ¿Es tan bueno como dicen?

El diseño es su principal virtud, y a las líneas ya conocidas del Golf esta renovación ha añadido detalles como el logotipo retroiluminado del coche y unas luces traseras muy sofisticadas que hacen que nos sintamos ante mucho más que un coche 'normal' para el uso diario. No es solo eso: el faldón tiene unas aperturas y formas que para sí quisieran los GTI de hace un par de décadas. Además, tenemos escapes a la vista y unas llantas de aleación que, si bien no son muy grandes, sí son llamativas. Nos alegramos de que el acabado R-Line, vetado muchos años para el Variant, llegue también a esta carrocería.

Por dentro, el coche sorprende con unos asientos claramente deportivos. Duros, como es típico en los coches alemanes, pero también cómodos. Nos reciben dos pantallas enormes y, aunque han aumentado su tamaño y mejorado sus gráficos, tenemos que exigir un poquito más a Volkswagen, que debería mejorar algunos aspectos del software. Eso sí, seguramente son las mejores de su clase, con gran diferencia sobre otros competidores. El volante encaja como un guante y pronto nos sentimos muy cómodos en un interior que tiene muchas zonas retroiluminadas en salpicadero y puertas, dando un moderno ambiente al habitáculo, especialmente por las noches. Las plazas traseras son más amplias de lo que pensábamos, y dos adultos de talla alta viajarán bien en este coche. El maletero es imponente, con 611 litros, y no tiene de serie apertura eléctrica, que es una de las numerosas opciones, de hecho hay un pack de 1.800 euros, 'Hola Confort', que incluye este extra, cámaras periféricas y asientos y volante calefactables entre otros, por lo que sería muy recomendable.

Hora de ponernos en marcha, y el Golf sorprende con una suavidad muy mejorada respecto a los Golf de hace unos años, en los que el coche 'por defecto' era el más ruidoso TDI. Los nuevos eTSI son muy suaves, y el cambio está siempre en la marcha más alta posible, de manera que el sonido en marcha es muy bajo. Esto también perjudica un poco la recuperación de velocidad, para la que hay que dar un buen pisotón y sentir cómo llegan los 150 caballos, que siempre lo hacen de forma ordenada y sin poner en apuros al chasis. El coche parece que no tiene una gran pegada, pero alcanza los 100 en 8,4 segundos y supera los 220 kilómetros/hora, y todo con un consumo homologado de 5,4 litros que, en uso real, apenas serán 6,5-7 si vamos 'ligeros'.

ESTABILIDAD Y CONFORT A MEDIDA

Como buen alemán, el Golf va casi mejor cuando movemos deprisa que a ritmos lentos, porque sus suspensiones apenas transmiten las oscilaciones del terreno. A altas velocidades, eliminan el 'bamboleo' que tienen algunos competidores no tan acostumbrados, por su país de origen, a altas velocidades. En marcha notamos también el sentir de un coche de gama más alta. Podríamos estar a bordo de un Passat o en un Audi A5 y sentir el mismo confort, calidad y solidez a nuestro alrededor. 

Lo probamos en ciudad, donde maniobra fácil gracias a una cámara trasera de gran calidad y, aunque es un coche largo –4,63 metros este Variant–, como su altura no es grande, no 'abruma' tanto como los SUV, por ejemplo.

EL PRECIO… DE UN GOLF

Nos gusta el Golf, que ha mejorado su ergonomía con un nuevo volante con botones 'de verdad' y no de tipo háptico, de los que pasas el dedo y se activan. Ha mejorado también en su pantalla interior y ha ajustado sus precios. Pero eso no quiere decir que sea barato. Si el Variant está disponible desde algo más de 27.000 euros, este Golf eco, automático y R-Line  sale por 38.000 euros, a los que hay que añadir al menos los 1.815 euros del pack 'Hola Confort'. Es decir, 40.000 euros por un compacto, no hace falta ser nostálgico para saber que por eso hace unos años comprabas el GTI.

Es mucho dinero, sí, pero el Golf tiene una alta calidad que nos hará tenerlo muchos años y una buena reventa que hará que, el día que nos desprendamos de él, tenga una alta cotización y, entre la compra y la venta, un coche realmente satisfactorio. Si vale la pena pagar por ese 'algo más' es cuestión de cada uno, pero está claro que el Golf sigue manteniendo todo su atractivo y carisma.