IndyCar

Grosjean, encantado en una IndyCar más humana que la Fórmula 1

16/05/2021 12:05

En tan sólo medio año Romain Grosjean ha pasado de sobrevivir a un incendio en el GP de Baréin a conseguir su primer podio en IndyCar. El francés está pletórico después de ser segundo en el GP de Indianápolis. Explica que no se divertía tanto desde 2013 y que en Estados Unidos ha encontrado una camaradería que no había conocido en su paso por la Fórmula 1 y las categorías inferiores europeas.

Grosjean corre este año con el coche número 51, propiedad de Dale Coyne Racing. Sólo compite en los circuitos ruteros y los urbanos, dado que no quiere exponerse al peligro que suponen los ovales, donde las velocidades superan los 370 kilómetros/hora. Su adaptación a la categoría ha sido tan rápida que en su tercera carrera ya ha conseguido una Pole Position y ha peleado por la victoria.

Romain ha controlado la primera mitad del GP de Indianápolis, hasta que ha sucumbido ante un Rinus VeeKay que tenía más juegos de neumáticos blandos porque el día anterior no había llegado a la última ronda de la clasificación. El galo reivindica que "no puede estar decepcionado" con el resultado final, aunque naturalmente admite que le duele un poco tener que conformarse con el segundo peldaño del podio.

"No es un mal día. Un poco decepcionado, pero también muy feliz. Ya le he dicho al equipo que no podemos estar decepcionados, porque hemos tenido un coche muy bueno. Hemos liderado la primera parte de la carrera cómodamente. Quedar segundo en mi tercera carrera en IndyCar es algo grande", declara.

Después de tres carreras en Estados Unidos, Grosjean ya puede hacer una primera radiografía de cómo es el campeonato. Constata que el talento humano es muy grande, pero le sorprende la complicidad que existe entre los pilotos fuera del circuito. Señala que eso no es así en la Fórmula 1.

"Es un campeonato duro. Hay mucho talento. En la pista hay mucha rivalidad, pero cuando nos bajamos del coche hay una amistad entre los pilotos que no encuentras en ningún otro sitio. Eso me encanta", reflexiona.

"En Barber ya aprendí que aquí tienes que apretar desde la primera vuelta hasta la última. En la Fórmula 1, normalmente sólo lo haces en la salida y las primeras vueltas, porque luego las cosas se estabilizan y controlas los neumáticos.  Aquí tienes que apretar todo el rato y aunque tengas una ventaja en el segundo stint eso no significa que vayas a ganar la carrera".

La brusquedad del monoplaza de IndyCar le trae recuerdos de la GP2, categoría de la que se proclamó campeón en 2011. Preguntado por cuándo fue la última vez que se divirtió tanto, responde que en 2013, cuando su Lotus de Fórmula 1 ganó una carrera en manos de Kimi Räikkönen.

"Me gusta conducir este coche. Es bastante parecido al GP2 que conduje en 2011; es un tipo de coche con el que siempre he sido competitivo. En diez años en la Fórmula 1 me he tenido que adaptar a coches muy diferentes. Algunos eran muy competitivos, otros eran terribles. Aprendes a adaptarte y a cambiar tu estilo de conducción".