La pista de pruebas de Mercedes cumple 50 años

El nacimiento de la pista de pruebas se debe al entonces Jefe de Desarrollo de Mercedes, el Doctor Fritz Nallinger, que en noviembre de 1953 propuso a los directivos de la marca la necesidad de contar con un lugar en el que someter a prueba sus productos. La dirección fue reticente al principio, y tras arduas discusiones envió en enero de 1955 al municipio el proyecto de construcción en un terreno adyacente a la fábrica.

Pero no sería hasta julio de 1956 que se dio luz verde al plan. Para finales de 1957, la primera fase del proyecto estaba acabada: una pista circular con varios tramos concéntricos de pista de distinta superficie. En ella hay basalto azul, cemento, asfalto resbaladizo y adoquines, todo ello complementado con un sistema de riego que permite mojar la pista. En ella se han probado desde turismos, a autobuses, camiones y coches deportivos.

Pero pronto se vio que era insuficiente para probar con rigurosidad los modelos. Hacía falta algo más versátil. Y por ello se comenzó a construir la ampliación de la pista de pruebas, que fue presentada al mundo el 9 de mayo de 1967. La longitud total es de 15.460 metros, e incluye una pista de alta velocidad de 3.018 metros, con dos rectas paralelas conectadas por dos curvas de gran peralte, con siete porcentajes de inclinación que van del 5 al 70%, más una sección que llega al 90%. Teóricamente podría rodarse a 200 kilómetros por hora, pero Mercedes considera que no sería soportable para un ser humano.

Lo que sí es posible es rodar a 150 kilómetros por hora sin manos por este pronunciado peralte. A esa velocidad, y con esa inclinación, no se generan fuerzas laterales en los neumáticos, por lo que el vehículo traza perfectamente la curva sin necesidad de usar el volante, gracias a la fuerza centrífuga.

La pista se completa con otras secciones, como la simulación de una carretera en mal estado –hay que cambiar de piloto cada dos horas debido a su dureza–, rampas para probar los rebotes y compresiones de los amortiguadores, un tramo de 34 metros que simula vientos laterales gracias a 16 potentes ventiladores que proyectan el aire hasta a 100 kilómetros por hora, o una sección con asfalto especial que apenas produce ruido al paso del vehículo, y que se utiliza para comprobar el nivel de ruido interior de los distintos modelos.

Interesante es también la sección de slalom, que se realizó a petición del ingeniero y jefe de pruebas Rudolf Uhlenhaut para testear la estabilidad de los coches y el sistema de suspensión, tanto en giros suaves como bruscos. Uhlenhaut estuvo detrás de varios modelos de Gran Premio en los años treinta, y en los de los años cincuenta, y él mismo probaba las potentes máquinas.

Medio siglo después, la pista de pruebas de Mercedes se emplea a diario en la variada gama de productos de la marca. Sin duda, una herramienta como esta es la que ayuda a que los vehículos que surgen de la fábrica tengan la fama de robustez, fiabilidad y durabilidad que acompañan a Mercedes en la opinión de los consumidores.