Un centenar de coches acaban en un barrizal por seguir Google Maps

El navegador les aconsejó tomar una carretera secundaria porque había una congestión de tráfico en la vía principal, en la que se había registrado un accidente. Se dirigían al aeropuerto y esperaban ganar media hora con este desvío.

Aunque son de gran ayuda, los navegadores también tienen sus limitaciones. En unos casos porque los usuarios no actualizan los mapas y estos no reflejan los cambios de dirección, obras, carreteras cortadas u otros imprevistos.

Pero ése no debería ser el caso de Google Maps, ya que es ‘online’ y se actualiza permanentemente tanto con las obras anunciadas como con el estado del tráfico. Algunas de estas informaciones se trasladan rápidamente en el caso de la red principal, pero puede resultar mucho más difícil en el caso de las vías secundarias o alternativas.

Estas aplicaciones, que funcionan principalmente a través de teléfonos inteligentes, calculan la ruta más rápida a partir no sólo de la distancia sino también del estado de las carreteras, las limitaciones de velocidad y el volumen de tráfico. También pueden avisar a los conductores si se acercan a una congestión, lo que les permite sugerir rutas alternativas. Para ello toman información de los conductores que circulan conectados, aunque todavía no tienen en cuenta imponderables causados por la meteorología, como el hecho que lloviese copiosamente en Denver.

No es ni la primera ni la última vez que ocurrirán estas cosas. La tecnología es de gran ayuda, pero todavía no es infalible.