Morgan Aero GT: despedida a lo grande

Según Morgan Motor Company, se trata de una versión "sin guantes" del Aero 8 que marca el final de la famosa producción de automóviles deportivos británicos. Inspirado en las carreras, adopta las lecciones aprendidas de las victorias GT3 de Morgan, presentando un nuevo cuerpo realizado a mano que está diseñado para reducir la resistencia y aumentar la carga aerodinámica.

El nuevo Aero GT a medida incorpora unos laterales más profundos, un alerón muy estudiado, y un difusor trasero de gran tamaño, pero además permite la personalización de cada uno de los propietarios para que el coche sea prácticamente único en cada una de las unidades.

Lo que será común es el motor: un V8 de 4.8 litros de origen BMW con 367 caballos, unido a una caja de cambios manual de seis velocidades. Pasa de 0 a 100 kilómetros por hora en tan sólo 4’5 segundos. Será en principio la última aparición del afamado V8 atmosférico de BMW, ya que los alemanes han detenido su producción. El peso del conjunto alcanza los 1.180 kilogramos, aunque cuenta con un techo en fibra de carbono que ha ayudad a rebajar el peso, además de aumentar la rigidez.

Morgan construirá solo ocho ejemplares, que además ya están reservados, en lo que supondrá el fin del gran deportivo de Pickersleigh Road en el Reino Unido. "A diferencia de muchos, podemos fabricar vehículos de edición limitada verdaderamente especiales que realmente ejercitan la imaginación del diseñador y la capacidad del artesano", dijo Jon Wells, jefe de diseño de la compañía.

"Cada Morgan está fabricado según las especificaciones más estrictas y se adapta a cada cliente, ya que su personalidad se muestra en todos sus detalles", dijo Steve Morris, director general de Morgan Motor Company. "Se invierte una gran emoción en cada decisión y esta experiencia solo se ve realzada por la alegría de conducir vehículos tan poderosos y únicos. El Aero GT es el último conjunto de esta fórmula".

El precio del modelo es de 134.463 Euros y su construcción llevará entre ocho y diez semanas. Despedir un coche que ha sido tan especial nunca es agradable, pero al menos sabemos que sus últimas palabras serán las más rotundas de toda su existencia.

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