Consejos para refrescar el habitáculo de tu coche
Es importante conducir con una temperatura adecuada
Dedica unos minutos previos a refrescar el coche

El verano implica calor, pero también desplazamientos en coche, a veces con fines lúdicos, aunque también hay gente que sigue con su trabajo. En cualquier caso, el calor y la conducción no son buenos aliados, así que te vamos a dar algunos consejos para refrescar el interior de tu vehículo.
Porque conducir a una temperatura adecuada es fundamental. De hecho, un estudio reciente demostró que conducir en un coche a una temperatura interior alta produce los mismos efectos que hacerlo bajo los efectos del alcohol, en cuanto a reacciones y percepción. Con un habitáculo a unos 55 grados, se equipara a dar 0’5 en un control de alcoholemia, así que poca broma.
Lo primero, la prevención. Si no tienes garaje, intenta aparcar en zonas a la sombra y se previsor. Por ejemplo: si vas a conducir por la mañana, no importa que por la tarde el sol golpee al coche, pero si lo vas a hacer por la tarde, procura que por la mañana, en esa zona de la sombra. Y en todo caso, coloca los parasoles que tengas a mano. Con ello ganas el doble, porque por un lado la temperatura interior será menos elevada, y además proteges el interior de tu vehículo de un deterioro más acusado y veloz por los efectos del sol.
Pero ha llegado el momento de conducir, y tu coche está que arde. Primero de todo, abre las puertas y ventanillas, y deja a tu coche respirar unos minutos. Mucho del calor acumulado se disipará del interior. Puedes ayudarlo mediante la activación del aire acondicionado o climatizador mientras esperas.
Otro pequeño truco, aunque algo más cansado, es abrir y cerrar las puertas de manera contínua varias veces seguidas porque creas un efecto ventilador que hace que el aire caliente del interior se evacúe más rápidamente, aunque tú te vas a cansar un poco más. Pero tampoco tanto. Con un minuto o dos con esta operación, basta.
Luego, una vez en el coche e iniciada la marcha, pon el climatizador –si lo tienes– a una temperatura entre 20 y 23 grados. Por poner la temperatura al mínimo no se va a refrescar antes, pero sí que vas a exigir más del compresor del aire acondicionado con una temperatura elevada.
Y por supuesto, es fundamental que te hidrates, aunque esto no tenga que ver con la temperatura del habitáculo, pero si con la tuya. Bebe líquidos, preferiblemente agua o bebidas isotónicas a refrescos azucarados. Una mala hidratación puede equivaler, como con el calor, a conducir ebrio.
El calor no es buen compañero de viaje, así que sácalo de tu coche rápido. Lo vas a agradecer este verano.
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