Cómo mantener el coche en buenas condiciones durante el verano

Probablemente, el momento de ir a la playa o al pueblo y desconectar mientras uno se baña en el mar o se aleja del mundanal ruido es uno de los más deseados de todo el año. No es para menos, pero para llegar a esos lugares, la gran mayoría hacen uso de su vehículo personal y, si en ese lugar no se resguarda el coche en garaje, el resultado a la vuelta puede trastocar el 'bienestar' de tu coche.

Por eso, siempre es aconsejable seguir estos consejos para cuidar de tu coche allá a donde te lleve el verano.

PROTEGE EL COCHE DEL CALOR EXTREMO

Si se deja aparcado en un lugar desprotegido de la sombra entre las 14h y las 17h de la tarde con las ventanillas cerradas, es más que probable que a la hora de volver a cogerlo se haya convertido en una sauna y ni siquiera puedas coger el volante sin quemarte. Además, la pintura también sufre, con pérdida de brillo e intensidad del color, sobre todo en los modelos rojos, amarillos, blancos y negros, así como los plásticos y gomas del interior pueden resecarse y abombarse.

Para evitarlo, lo primero es intentar resguardarlo del Sol a esas horas y, en caso contrario, hacer uso de un parasol nunca viene de más. Tampoco es mala idea dejar una rendija abierta con las ventanillas, suficiente para que circule algo de aire pero no demasiado para que nadie pueda introducir cosas en su interior.

COMPRUEBA LOS LÍQUIDOS

Sí, es un tema fundamental, con el calor éstos tienden a evaporarse, y es algo que no se recupera. En este sentido es importante comprobar los niveles del refrigerante, encargado de que el motor no se recaliente. Siempre hay que comprobarlo con el motor en frío y, en cualquier caso, es recomendable cambiarlo una vez al año.

Otro elemento susceptible de este problema es la batería, en cuyo caso se puede ocasionar un mal funcionamiento –poca carga– o que directamente deje de funcionar, en cuyo caso no seremos capaz de mover el vehículo del sitio.

CUIDA LA MECÁNICA

Puede parecer obvio, pero hay que recordar que el motor sufre mucho más en verano que en cualquier otra época. Por ello, hay que añadir a la comprobación del refrigerante el cuidado con el filtro en caso de que hayamos salido de carretera, pues una obturación puede elevar sobremanera la temperatura.

Lo mismo ocurre en las retenciones, con el motor en marcha pero sin movimiento, lo que le impide refrescarse con el aire. Por ello, siempre hay que mantener un ojo en el testigo de temperatura y no forzar la mecánica con acelerones.

PRESIÓN DE LOS NEUMÁTICOS

El calor eleva la presión en el interior de los recipientes y es algo perfectamente aplicable a los neumáticos. Lo ideal es llevar la adecuada por el fabricante y comprobarlo siempre antes de lanzarse a la carretera. De lo contrario, los problemas derivados de un mal inflado se pueden agravar con el calor.

Con poca presión, el neumático roza más con el asfalto, lo que provoca un mayor calentamiento. Si a eso añadimos que la carretera ya está muy caliente en sí, podemos acabar con un neumático muy deformado. Para el caso contrario, el calor aumenta todavía más la presión, lo que aumenta exponencialmente los problemas derivados de ello.

NO ABUSAR DEL AIRE ACONDICIONADO

Es una tentación en la que es muy fácil caer, colocar el aire acondicionado al máximo si nos encontramos con un calor extremo al subir al coche. Si lo hacemos, incurriremos en un gasto totalmente evitable de combustible y energía, pues es mucho más eficiente dejar que el calor salga por la puerta y ventanillas que combatirlo con la fuerza bruta del climatizador. No obstante, para este apartado recomendamos revisar este artículo sobre el buen uso del aire acondicionado en verano.