BYD Fuel Challenge - Parte III: de 900 a 1.300 kilómetros sin repostar en un SUV que nos ha dejado boquiabiertos

Pero, ¿por qué no pudimos alcanzar 1.000 kilómetros cuando otros compañeros han superado los 1.300? Fácil: nosotros asumimos el desafío de forma diferente. ¿Puede un SUV familiar con etiqueta cero alcanzar las mismas autonomías y consumos que teníamos con nuestros potentes SUV Diesel en un uso convencional? La respuesta es sí, pero con matices.

• BYD Fuel Challenge: Parte I
• BYD Fuel Challenge: Parte II

Nuestro primer trayecto Fue de Madrid a Valencia: casi 400 kilómetros en los que nos enfrentamos a una potente borrasca que dio lugar al segundo aviso de la DANA. Prisas por llegar a casa, calefacción en marcha y fuertes rachas de viento hicieron que consumiéramos algo más de lo previsto: en concreto, 6,8 litros cada 100 kilómetros y, además, consumiendo parte de la batería eléctrica, que quedó aproximadamente en la mitad de su energía.

A partir de ahí, le dimos dos usos más convencionales: el primero en un viaje Valencia-Gandía –160 kilómetros– y el segundo en un Torrent-Valencia, 40 kilómetros más. Ambos en llano y combinando tanto vías de 120 como de 90 kilómetros/hora. Así las cosas, sumamos 200 kilómetros más con 5,6 litros de promedio antes de volver a la capital con un hándicap importante: ya no nos quedaba autonomía eléctrica. ¿Por qué?

Porque este SUV tiene una mecánica muy particular. Es un híbrido enchufable, pero el motor de gasolina tiene muy poca potencia: 98 caballos, la menor potencia de entre sus rivales, pero se une a uno eléctrico de 197 caballos… el de mayor potencia de su clase, para un total de 217 caballos. La mayor parte del tiempo el motor de gasolina sirve como generador de electricidad y no tanto para impulsar las ruedas. Se asemeja así a los sistemas e-Power de Nissan, por ejemplo, pero aquí cuenta, respecto al sistema de Nissan, con batería recargable con enchufe. De este modo, con la batería inicial contamos con 80 kilómetros de rango, pero en carretera también usa bastante la batería, llegando a 'agotarla', y decimos agotarla entre comillas porque siempre va a estar por encima del 25% por lo que, si pisamos a fondo en subida, vamos a tener los 217 caballos disponibles.

EL VIAJE DE VUELTA

Para nuestro viaje de vuelta de 400 kilómetros contábamos con un reto doble: alcanzar los 1.000 kilómetros significaría también llegar a Madrid –a 370 km de distancia– pero con la posibilidad de quedarnos 'tirados' en las vías más transitadas, así que no apuramos mucho: alcanzamos los 900 kilómetros a unos 50 de la capital y, aunque nos quedaba batería y gasolina, decidimos parar a repostar. Somos así: más periodistas, y por tanto usuarios promedio, que ingenieros. Porque entendemos que quien va a comprar un coche lo hace con la ilusión de moverse, transportar a su familia, consumir poco y que le dure muchos años. Si además te lo dan equipado a tope y por un buen precio, ya es una maravilla. Y atentos, porque esto es lo que pasa con el BYD Seal U, sin segundas lecturas: es bueno, es barato y consume muy poco.

Nuestros últimos 50 kilómetros los hicimos con un consumo de 6,4 litros en autovía, y en carretera nacional, con un máximo de 90 kilómetros/hora, a 4,6 litros cada 100 kilómetros, y eso recargando batería en muchos tramos y en absoluto silencio. Además de estar pendientes del consumo, también tuvimos tiempo para relajarnos y disfrutar del confort del coche. Y es que este es un coche que personalmente elegiría si tuviera que viajar a menudo en familia y, además, moverme en el día a día por zonas con restricciones de emisiones. Es chino, sí, pero olvidémonos de esta etiqueta porque no tiene nada que envidiar a japoneses, coreanos y europeos, y es posible que tenga que enseñarles algunas cosas nuevas…

Si tenemos que destacar algo del coche no va a ser su bajo consumo y gran autonomía, que son importantes pero no definitivos en la compra de un coche como éste. Lo primero es el diseño, que es bonito, atractivo y con personalidad. No copia a nadie, y es porque la marca tiene ya suficiente confianza para diseñar los coches a su gusto. No olvidemos que BYD es uno de los diez fabricantes más grandes del mundo y que sólo fabrica eléctricos e híbridos enchufables. Así que, confianza, le sobra.

El siguiente punto destacable es el confort y la calidad premium del interior: bien equipado, con sistemas como el equipo de audio Infinity o el head-up display y con detalles como la palanca de cambios tipo cristal o la pantalla central rotatoria que consiguen ese efecto 'wow' tan agradable cuando compras un coche, por supuesto con techo solar o portón automático de serie, o asientos ventilados y calefactables. La tercera cosa que me ha gustado son las ayudas a la conducción: fáciles de usar y que realmente ayudan. La cuarta, claro está, es el precio, ya que 29.990 euros por un coche súper equipado es, realmente, un 'chollo', cualquier coche similar cuesta 10.000 euros más, y la quinta, el consumo, que no es mi prioridad al comprar un coche como éste, pero que si es bajo, bienvenido.

Tiene cosas mejorables, claro. La autonomía eléctrica podría ser mayor, pero BYD ofrece la versión Design con 120 kilómetros de rango por 2.000 euros más, así que, quien quiera más, sólo tiene que pagarlo. El maletero, con 425 litros ampliables, debería ser más grande, y además no es un coche divertido de conducir en zonas de curvas, no me veo haciendo un tramo porque la precisión y el disfrute no están entre sus máximas cualidades. Por lo demás, con un precio competitivo, equipamiento de serie completo y bajo consumo, este BYD Seal U se convierte en una gran compra y, sin demasiado esfuerzo, haremos 900 kilómetros al volante. Garantizado.