BMW i8 Vision Future Interaction: ¡Tecnología al cuadrado!

El BMW i8 es de por sí un buen ejemplo de la tecnología de BMW, ya que hay muy pocos coches en el mundo que con una mecánica híbrida basada en un motor tricilíndrico consiga una potencia de 362 caballos. Este hecho junto al uso masivo de la fibra de carbono, del cristal Gorilla Glass y de otros elementos, convierten al BMW i8 -en este caso descapotable- en un buen escaparate tecnológico y además con un diseño muy atractivo. Pero... ¿Qué nos aporta el 'Vision Future Interaction'?

Como decimos, el BMW i8 Spyder en mayúsculas tendrá que esperar entre otras cosas porque este diseño no es más que un recipiente de tecnología que además de perder el techo, también ha perdido las puertas. Eso nos permite adentrarnos de una manera más rápida en un habitáculo donde la tecnología del vehículo inteligente, la conectividad y los sistemas de conducción autónoma toman protagonismo. Gracias a todos estos sistemas, los botones y controles quedan reducidos a la mínima expresión y el salpicadero luce una pantalla de 21 pulgadas.

El cuadro de instrumentos o incluso el parabrisas no son más que soportes donde el conductor puede recibir información sin desviar la conducción de la carretera gracias a una nueva pantalla o al sistema de Head-Up Display sobredimensionado, que no sólo informa de datos del vehículo, sino de los posibles peligros de la carretera. Y en este punto, la importancia del coche conectado es muy alta, ya que los coches se comunicarán con la 'nube' para avisar de posibles incidencias en la vía y alertar así a otros usuarios.

Algunas otras tecnologías que podemos ver en esta suerte de BMW i8 Spyder -que no lo es- insisto- son los sistemas de detección de gestos. El BMW i8 'Vision Future Interaction' permite que un gran número de acciones y comandos se puedan controlar mediante los gestos de la cara, las manos y también por la voz. En realidad es un primer paso hacia un futuro no muy lejano en el que todos y cada uno de los sistemas de nuestros vehículos se puedan controlar sin necesidad de botones.

Por último y como no podía ser de otra forma, la conducción autónoma también está presente en este BMW i8, aunque quizá es la tecnología que es menos extraña al usuario medio del CES 2016. A pesar de ello, la firma de Múnich apuesta por un sistema de conducción autónomo con tres 'grados de intensidad'. El sistema puede ser completamente automatizado, un sistema de conducción asistida y el modo 'Pure Drive', donde entra en juego la tecnología de detección de gestos, pero donde el conductor asumen toda la responsabilidad.