¡Ahora con vídeo!: 500 kilómetros con el MG3 Hybrid... ojo con este MG porque lo tiene todo para triunfar

Se habla mucho de MG, pero pocos pueden decir que hayan probado toda la gama y casi todas sus versiones, y aquí ya anticipamos que la calidad de estos coches era muy buena, así que con una buena red de concesionarios el éxito no iba a ser difícil, algo que vamos a extrapolar al nuevo MG3 híbrido, con el que hemos recorrido unos 500 kilómetros por trazados de todo tipo: urbanos, autovía y carretera.

Lo primero que nos sorprende es el coche en sí. Cuando lo lógico hubiera sido lanzar un MG ZS híbrido, la marca ha preferido lanzar un coche urbano totalmente nuevo. ¿Por qué? En parte porque este segmento está en declive en Europa: Ford ya no fabrica el Fiesta, Kia ha dejado de vender el Río y Volkswagen, por ejemplo, impulsa más los SUV que el Polo y además en todo el grupo Volkswagen no hay ni híbrido ni microhíbridos de este tamaño, un hueco de mercado muy grande donde Morris Garage cree que puede triunfar, enfrentándose de lleno con el Toyota Yaris y el Renault Clio –los dos únicos rivales totalmente híbridos–, pero también con microhíbridos como los modelos de Stellantis –Opel Corsa o Peugeot 208, por ejemplo–.

MÁS TAMAÑO Y ESPACIO

El MG3 mide 4,11 metros, algo por encima de los clásicos cuatro metros de los coches de esta clase. El frontal tiene un diseño parecido al nuevo MG HS, y aunque no es muy bonito, tampoco copia a nadie, y eso ya tiene mérito. El lateral sí se asemeja a algún modelo de Kia, como el Río, mientras que la trasera tiene claro el sello de MG, aunque algunos la ven como Mazda. El conjunto es atractivo, y solo algún detalle, como las llantas un poco dentro de la carrocería, desentona en un diseño sencillo y efectivo. La versión probada, el Luxury tope de gama, que cuesta 3.000 euros más que el básico, tiene por fuera llantas de 16 pulgadas en lugar de las de quince con tapacubos, luces full led –con largas automáticas, como en los coches de gama alta– y pilotos traseros más elaborados.

El interior es amplio y presenta una buena calidad. De hecho, tiene mejor aspecto que el MG4, para mi gusto, muy básico. La pantalla central es más grande y la pantalla detrás del conductor, que nos parece muy pequeña en el MG4 eléctrico, aquí nos gusta más y tiene más funcionalidades, como las dos estrellas en el volante para poder elegir lo que vamos a controlar desde este menú. Me gusta especialmente el selector del cambio, mejor ubicado que en el MG4, el volante de cuero y los asientos, que también provienen del modelo mayor de la gama. Las plazas delanteras tienen muchos huecos en la consola central, pero falla al no tener conexión inalámbrica para el móvil, carga inalámbrica o unos huecos con fondo de goma para que no tengamos ruidos de mandos o llave. Más grave es que la columna de dirección no se puede regular en profundidad. El resto es muy bueno, y llega cerca del nivel de los europeos en algunos casos, por encima de otros.

Las plazas traseras son amplias, cómodas y tienen salidas de aire –en las versiones Confort y Luxury, no en el básico– y toma USB, además de agarraderas superiores. No tiene un gancho porta trajes o reposabrazos central. El maletero no es muy amplio, con 240 litros, pero sobre todo el respaldo trasero se abate en una única pieza, lo que impide usar el coche como solo tres plazas, algo muy habitual en las familias con un solo hijo, como la mía.

Mecánicamente tenemos un coche que se inspira en los modelos de Toyota. Motor 1.5 litros, sin turbo, con ciclo 'Atkinson', es decir, que funciona muy bien en revoluciones intermedias pero no tanto en bajas y altas vueltas, donde se apoya en el motor eléctrico. El gasolina rinde 102 caballos, el eléctrico, 136 y el conjunto, 194 caballos… cuando está la batería con carga. Esta tiene 1,89 kilovatios hora de capacidad, y permite que se cargue y descargue más que modelos que la tienen de 1 o 1,2 kilovatios hora, así que reduce netamente los consumos en ciudad. La tracción es delantera, y tiene una caja de cambios de tres marchas –mucho menos ruidoso que el cambio de variación continua de Toyota, por ejemplo–. Podemos elegir entre tres modos de conducción, con un sport muy 'cañero' y también tenemos tres modos de retención y recarga de batería, aunque por medio de un botón, no con las levas en el volante, que nos gustan más. La velocidad máxima limitada es de 170 kilómetros/hora y la aceleración de 0 a 100 la cubre en unos sorprendentes 8 segundos. El consumo homologado es de 4,4 litros cada 100 kilómetros de promedio.

POR ENCIMA DE LAS EXPECTATIVAS

Cogemos la llave y subimos al coche, que en versión Luxury tiene entrada al coche sin tocar el mando, por medio del clásico botón en la maneta de la puerta. Por cierto, maneta y mando son de muy buena calidad, igual que el cierre de las puertas: muy rotundo, y eso gusta. Arrancamos con botón, movemos el cambio al modo 'Drive' y, en marcha. La dirección y la suspensión son más duras de lo habitual en esta clase, y eso no es bueno ni malo, sino que hay que acostumbrarse a un coche que no sabemos si quiere tener un toque deportivo o si es más duro porque así el chasis evita los balanceos que comprometan la seguridad. El volante no es redondo del todo pero se lleva muy bien, quizás algo grande para un coche de esta clase. Los asientos son los mismos del MG4, comodísimos, y largos de banqueta, no muy habitual en esta clase. Todo alrededor nos gusta, excepto que el móvil no se 'enganche' al equipo multimedia –sí tiene Bluetooth pero no conectividad completa inalámbrica–. El equipo multimedia ha mejorado bastante en la fluidez entre sus menús, aunque nos gustaría un diseño algo más colorido. El cuadro de relojes se esfuerza tanto en dar tantísima información que puede ser un lío y, por ejemplo, el nivel de combustible se ve poco, y hemos llegado a contar más de veinte diferentes datos numéricos en la pantalla.

SOBRESALIENTE EN CIUDAD

En la ciudad va de maravilla. El coche se mueve muy bien, es ágil entre carriles y, aunque avisa al superar la velocidad máxima permitida en ciudad –30 kilómetros/hora–, los avisos son de un tono más bajo de lo habitual en coches 'made in China' y además es fácil de desconectar. Sorpresa: desde el volante podemos controlar el aire acondicionado, algo que personalmente no había visto en ningún coche y que me ha gustado mucho. Otra sorpresa: las cámaras periféricas en esta unidad se ven muy pero que muy bien, con una calidad pocas veces vista en esta clase, y además, cuando nos acercamos a un obstáculo podemos ver unos paneles que pasan del verde al naranja y al rojo. 

En carretera los híbridos pierden su razón de ser, y solo van a consumir poco si somos moderados con el acelerador y aprovechamos la inercia de las bajadas para recargar baterías. En el MG3 hemos visto hasta 6,7 litros yendo rápido en autovía, aunque el promedio final ha sido en nuestra prueba de 5,4 litros, que no está mal para el ritmo alto que imprimimos a nuestro día a día. También hemos visto 3,2 litros a los 100 kilómetros en el cuadro cuando hemos ido muy atentos al acelerador. En autovía tiene algo más de ruido de rodadura del que esperábamos, pero no del motor, que si tenemos batería cargada es muy ágil y, si se agota, como en una cuesta prolongada, pues tenemos un coche de 100 caballitos, con pocas prestaciones… como en todos los híbridos.

LO QUE NOS GUSTA Y LO QUE NO NOS GUSTA

Bonito, amplio, con buenas prestaciones, un buen equipo multimedia, bajo consumo en ciudad y un buen precio, el MG3 nos ha sorprendido para bien, situándose muy cerca de su competencia en Europa, por encima en muchos de los detalles. Por supuesto, tiene detalles mejorables: los elevalunas solo son de un toque en bajada y el del conductor en subida, los demás hay que mantenerlos pulsados para subirlos, no hay reposabrazos trasero, no hay respaldo trasero partido, no hay carga inalámbrica para el móvil ni en el modelo tope de gama, y también tenemos que usar un cable para el Apple Car Play, los huecos en consola y puertas deberían tener un recubrimiento de goma o de tela para que los objetos no hagan ruido y, quizás, aunque esto es personal, el diseño debería tener más gancho. Hay tres versiones, Standard, Confort y Luxury, y la más básica, aunque tiene pantallas, climatizador o cámara trasera, no tiene limpialuneta trasero ni cristales tintados, equipos de serie en cualquier coche a la venta en Europa… desde hace años.

CONCLUSIÓN

En resumen: los MG no son ya sólo coches muy económicos: sino que pos sus cualidades se enfrentan de tú a tú con los europeos y japoneses, tiene una amplia garantía y, aunque la postventa no es la misma que sus rivales 'made in Europe', la red de concesionarios sí es ya casi igual de amplia, por lo que nos parece un coche muy recomendable.