SIMRACING

Historia de una derrota: GP Marca Gran Turismo Sport… ¡y Perry McCarthy!

23/03/2020 09:43

Cuando recibí la llamada de PlayStation España para participar en el GP Marca Gran Turismo Sport y me explicaron el nivel de la parrilla, supe de inmediato que sería el último clasificado. Aun así, sentía que estos días debía colaborar en alguna iniciativa que alegrase los corazones de la gente, y pensé que era una buena ocasión.

El plantel de pilotos lucía la presencia estelar de Carlos Sainz, junto a otros grandes pilotos como Roldán Rodríguez, Albert Costa o Lucas Ordóñez. En el ámbito del simracing, Manuel Rodríguez, Coque López o Stradivar completaban un cartel que, con total seguridad, iba a generar un espectáculo de primer nivel.

El programa constaba de cuatro carreras, con sus correspondientes entrenamientos libres y clasificaciones, con coches variados, desde un McLaren 650S homologado para GT4 hasta un Super Formula, en cuatro circuitos también de referencia: el Circuit de Barcelona-Catalunya, Suzuka, Interlagos y Spa-Francorchamps. En lo personal, todo estaba bien, salvo que:

  • La última vez en la que usé Gran Turismo Sport fue el día que estrené el juego y la PS4 que ganamos en un concurso de entrenamiento físico para la prensa española del motor, en 2017.
  • Nunca había jugado online.
  • Nunca había utilizado nuestro volante Fanatec CSL Elite con el Gran Turismo Sport.
  • Nuestro simulador Simtechpro está en la oficina de SoyMotor.com y no en mi casa.

La decisión estaba tomada, en cualquier caso, así que inicié los preparativos para salir del hogar después de seis días de confinamiento estricto. Me apliqué gel hidroalcohólico, guantes, mascarilla… y a la calle.

Recogí a Jorge Iglesias. Los dos íbamos equipados con nuestro documento que presentar a la policía en caso de que nos diesen el alto. Estrictamente íbamos a trabajar, como no habíamos dejado de hacer hasta ese día, aunque desde nuestras casas.

Hicimos bien en portar los salvoconductos, porque encontramos un control en la salida sur de la ciudad. Viernes por la tarde, tráfico, pequeño atasco… quisimos pensar que lo provocaba el propio control policial o la gente que efectivamente iba o volvía de sus puestos de trabajo.

La oficina estaba vacía desde hacía más de una semana, así que no podía haber virus allí. Actuamos con el máximo cuidado para llegar con el mínimo contacto posible con el mundo y empezamos la tarea de configuración. Afortunadamente, para minimizar los plazos contamos con la ayuda de los organizadores de la carrera. Por desgracia, aun con la mejor asistencia, actualizar la consola y el juego llevó casi dos horas.

 

 

A partir de entonces, empezamos a coordinar el volante con la consola. Pasamos por nuestro particular Rubicón:

  • Los pedales no funcionaban, hasta que descubrimos que una de las conexiones de los pedales estaba aún enchufada al PC con el que habitualmente grabamos nuestros vídeos de simracing.
  • La dirección estaba tremendamente desmultiplicada, incluso cuando conducíamos un Super Formula. Tras revisar todos y cada uno de los menús del juego, pensamos que sólo podría cambiarse la configuración del volante y los pedales a través del ordenador, así que apagamos la consola y volvimos a conectar todo al ordenador. Nuestras pesquisas no eran ciertas, así que deshicimos los pasos. Entonces, gracias a las constantes búsquedas de Jorge, encontramos una salida: sólo teníamos que cambiar el aro de monoplaza por uno más propio de un coche deportivo o un Nascar, sin salir de la consola. Lo tuvimos que amarrar a la columna de dirección con una brida, porque no encontramos el tornillo de fijación –el de monoplaza tiene enganche rápido–. Finalmente, con una combinación de botones pudimos cambiar la configuración del volante y la dirección se volvió felizmente más directa.

En ese momento faltaban cinco minutos para el inicio de la carrera. Nervios.

Ya teníamos volante y pedales activos. Era momento de salir a pista. Entramos en el cockpit, listos para los entrenamientos libres y… el coche no se mueve. De verdad. Daba igual que engranásemos primera, segunda, tercera o marcha atrás, el coche tenía el motor en marcha, hacía ruido y se revolucionaba con nuestros pisotones, pero no se movía ni un metro.

 

DE MAL EN PEOR

Enloquecimos. Martí Muñoz me pidió por teléfono que por favor conectase el mando de la PS4 y dejase de hacer el ridículo, pero lo teníamos sin carga y no sabíamos dónde estaba el cable cargador. La rabia duró hasta que Jorge encontró otro cable que, sin ser el original ni servir inicialmente para nada relacionado con los videojuegos, conectaba tanto a la consola como al mando. Por entonces ya había pasado la primera carrera, de las cuatro que componían el evento. Llegábamos a tiempo para la quali del segundo. McLaren 650S GT3, circuito de Suzuka… y un truco. Jorge me ponía en marcha desde el mando… ¡y luego yo cogía el control ya con el volante y los pedales!

Aquí salió a relucir el nulo entrenamiento previo y mi ritmo se demostró unos… ¡diez segundos por vuelta! más lento que el de los pilotos profesionales, tanto los reales como los virtuales. Incluso era mucho más lento que el otro periodista presente, nuestro apreciado Sergio Lillo, y que el reconocido 'youtuber' Flowstreet.

Un último escollo le dio a esa primera participación su 'más difícil todavía'. A las 20:00 empezó en la calle donde tenemos las oficinas una ronda de aplausos vecinales en reconocimiento a la valiente y esforzada labor de nuestros servicios sanitarios. Eso no suponía ningún problema, y si no fuera capaz de concentrarme con los vítores, peor para mí: la causa del 'ruido' era mucho más noble que la mía. El problema es que, tres minutos después, y en línea con alguna nueva tendencia cuyo origen se me escapa, empezó a sonar –pared con pared del despacho donde tenemos nuestro simulador– una selección de temas patrios a un volumen similar en sus efectos a un temblor sísmico. 'Que viva España' de Manolo Escobar y 'Yo quiero bailar' de Sonia y Selena se grabaron a fuego en mi mente mientras trataba de minimizar el ridículo competitivo. Cuando pusieron 'Resistiré' no pude evitar la carcajada. Farolillo rojo, claro. 

La situación mejoró ligeramente en la siguiente prueba, y afrontaba el último 'round' con más ganas aún: Super Formula en Spa. A pista para los Libres, pero antes… por reglamentación el coche debía pesar 660 kilos, y el nuestro estaba en poco más de 500. Le pusimos lastre y combustible suficiente para cumplir con la norma, pero que extraño resultaba todo. Y tanto que lo era… el coche no cambiaba automáticamente de carrera a carrera, así que habíamos salido a rodar ¡CON UN COCHE DISTINTO AL ESTIPULADO! Aquello fue demasiado y el mismo juego nos expulsó de la partida. Triste final para una tarde rocambolesca.

Las derrotas suelen dejar un sabor amargo, pero en esta ocasión se aplica más que nunca aquello de 'lo importante es participar'. Enhorabuena a los ganadores, pero la cuestión es que, aunque lejos, estuvimos allí, aprendimos mucho y simulamos una especie de preclasificación de Perry McCarthy en el GP de España de 1992. ¿No sabes qué pasó? Échale un ojo a este artículo.