Chasis autoportante: claves básicas para una buena ejecución

Este tipo de chasis es el más extendido a día de hoy, por no decir que la totalidad de los vehículos cotidianos se edifican de esta manera. Con sus orígenes en la aeronáutica, fue el Lancia Lambda quien lo puso por primera vez en la carretera en 1922, aunque no fue hasta mediados de los años 30 cuando Citroën lo popularizó con el Traction Avant. Éstos se conforman de láminas de metal de espesor fino soldadas entre ellas, en un entramado que abarca prácticamente la totalidad del vehículo. Actualmente, se utilizan varios aceros de distintos grados de resistencia. Concretamente, los paneles utilizados en la parte baja del chasis son los más resistentes, pues tienen que soportar los esfuerzos generadas por el propio peso del conjunto, los ocupantes, motor, transmisión y, más importante todavía en el caso de los eléctricos, las baterías. En este punto cabe remarcar cuáles son los distintos tipos de cargas que debe encarar la estructura de un coche:

•  Cargas verticales: generadas por la masa del conjunto total del vehículo, soportadas por los sistemas de suspensiones trasero y delantero. Ésta es del 100%, por ejemplo, cuando el vehículo está estático.  
•  Cargas horizontales: son el resultado del movimiento del coche, las conocidas inercias. Aparecen al acelerar, frenar y tomar curvas y actúan directamente sobre el centro de gravedad. Igualmente, son soportadas por el conjunto de las suspensiones.  
•  Cargas a torsión: aparecen a la hora de afrontar irregularidades del firme cuando, por ejemplo, una única rueda se eleva por un obstáculo. En este sentido, la carga máxima a torsión que puede ocurrir en movimiento se da en el caso de que un neumático se levante del suelo.

El auténtico cometido de todo esto es que el conjunto del chasis sea lo suficientemente rígido como para poder soportar con soltura todos estos esfuerzos. Esta máxima vale tanto para los sobreesfuerzos y flexiones mencionados antes como para elevar la frecuencia de resonancia del chasis y evitar las molestas vibraciones aunque, por supuesto, sin sobrepasarse. Otro elemento igualmente importante y que no hemos mencionado hasta ahora es la carrocería. Ésta también tiene que ofrecer la resistencia suficiente como para mantener la estanqueidad y la distancia entre paneles entre las puertas, guardabarros, parachoques, etcétera. Esta separación, denominada ''línea de franquicia'', denota en gran medida la calidad de construcción del modelo y actualmente suele rondar entre los cuatro y los cinco milímetros. Con lo descrito, tenemos las pautas más básicas para poder plantear un chasis autoportante actual en buenas condiciones. Y lo cierto es que el desarrollo de una plataforma tal es un proceso arduo y carísimo, por ello, muchas marcas del mismo grupo comparten este elemento para sus modelos del mismo segmento. ​