Tergal, el primer patrocinador de Ferrari, hace 50 años

Por vez primera un Ferrari de Fórmula 1 llevó publicidad. Nos referimos a publicidad que fuera ajena al sector de la automoción. Hasta entonces había llevado pegatinas de marcas petrolíferas, bujías, amortiguadores, frenos o neumáticos, pero nunca de algo ajeno al mundo de la automoción. Pero en Montjuïc aparecieron con dos vistosos stickers de Tergal en el alerón posterior del Ferrari.

Tergal era un nuevo tejido que estaba causando furor en la época. Las camisas de Tergal eran sinónimo de elegancia. Las sabanas de Tergal, las más buscadas. Dicen –mi madre lo decía, al menos– que se lavaban muy bien y casi no necesitaban plancha.

La publicidad en el automovilismo había sido autorizada hacía ya tres años, en 1968. En el caso de la F1 muchos señalan que fue en el GP de España de 1968 cuando apareció la primera publicidad, el tabaco Gold Leaf que decoró a los Lotus, aunque en realidad fue un poco antes, en el primer GP del año, en Sudafrica, cuando aparecieron dos coches inscritos por el Team Gunston, el nombre de una conocida tabacalera local… y ello abrió los ojos a Colin Chapman.

Contrato entre Ferrari y Tergal

Por entonces, la Escudería Montjuïc-Tergal era conocida no sólo en España –los mejores pilotos catalanes formaban su grueso–, sino que tenía una intensa actividad internacional. José María Juncadella fue el artífice de las negociaciones.

Juncadella tenía muy buenos contactos con Ferrari y en particular con Peter Schetty, expiloto de la marca en Resistencia y en Montaña, a la sazón director deportivo de la misma. Juncadella había comprado el año anterior un Ferrari 512 S, el sport que la marca había construido para Le Mans y las carreras de Resistencia –entonces la especialidad era todavía competencia de la F1– por 4.000.000 de pesetas, una fortuna en la época –aunque hoy representaría unos 530.000 euros, si tenemos en cuenta la inflación–.

Además, la familia Juncadella era propietaria de una importante industria textil y empleaba Tergal en muchos de sus productos.

La negociación fue rápida y fácil. La Escudería Montjuïc-Tergal pagaría 50.000 pesetas por cada coche que Ferrari alineara –ahora serían sólo 650 euros, pero entonces era una fortuna, diez veces más de lo que cobraba al mes como auxiliar en control de vuelos– en la carrera.

Publicidad Tergal tras la carrera en Mundo Deportivo

Una cantidad que además no cobró Ferrari, sino que Schetty la destinó a los pilotos: Mario Andretti, Jacky Ickx y Clay Regazzoni. Andretti aceptó de inmediato. Regazzoni e Ickx parecían reticentes, pero Clay acabó aceptando pronto y viendo lo que hacían sus compañeros, Ickx también firmó.

En lugar de largos contratos, una simple carta de 12 líneas, firmada por Manuel Tramullas que era el gerente de la empresa que llevaba la publicidad de Tergal –Vision– bastó para sellar el acuerdo.

Ickx y Regazzoni lograron las dos primeras plazas de la parrilla, compartiendo la primera línea con Chris Amon –Matra–. Andretti salió en tercera línea. En la carrera se impuso Jackie Stewart por delante de Ickx y arrebató el liderato del Campeonato a Mario Andretti, ganador en Sudáfrica.

El Ferrari usado por Ickx, pegatinas de Tergal incluidas, acabó en el Museo de Donington después de que lo comprara Tom Wheatcroft, propietario del trazado, coleccionista –de hecho, el Museo era su colección– y que incluso tuvo un equipo cliente en F1.

No vi esta carrera en Montjuïc. Ese mismo fin de semana estaba en el Circuit del Vallès, en el Gran Premio de Motocross, que organizaba la Peña Motorista 10 x Hora, de la que formaba parte y era miembro de la Comisión Deportiva.