Rebaque HR100, el efímero y único F1 mexicano de la historia

31/10/2022 08:09

A la sazón, el BRM que pilotó Pedro Rodríguez, el Red Bull de Sergio Pérez y un Reynard de Fórmula Indy, que pilotó Adrián Fernández. Podríamos añadir algunos más –los Ferrari de Ricardo Rodríguez o el McLaren de IndyCar de Pato O'Ward, por ejemplo–.

México ha tenido varios pilotos en Fórmula 1: los hermanos Rodríguez, Moisés Solana, Héctor Rebaque, Sergio Pérez, Esteban Gutiérrez y el menos concido Alfonso Celis, que entre 2017 y 2018 hizo nueve sesiones de Libres 1 para Force India. En IndyCar han tenido a Adrián Fernández o Josele Garza, por ejemplo, además de Daniel Suárez que corre actualmente en NASCAR.

Pero me seguiría faltando un coche, el único F1 mexicano, el Rebaque HR100 que se hizo construir Héctor Rebaque, un piloto mexicano que hizo una carrera aceptable en F1, aunque –como le sucede a Nicholas Latifi y a Lance Stroll– se le juzgó más por su dinero que por su talento.

La familia Rebaque era importante en México. Una cadena de almacenes –se decía entonces que más de 600 establecimientos– y muchos otros intereses. Lo suficiente para poder contar en su momento con el apoyo de Domecq –la rama mexicana– y comprar sendos Lotus 78 y 79 que hizo correr con su escudería propia –el color marrón tabaco de sus coches era simplemente precioso– antes de decidir hacer su propio coche. Una escudería que fundó tras haber corrido como piloto –'de pago'– con un equipo, Hesketh Racing, en descomposición.

Es cierto, la vida del Rebaque HR100 fue corta, efímera, y un fiasco. Sólo tres Grandes Premios a finales de la temporada 1979, los tres últimos: dos no clasificaciones y una sóla alienación en la parrilla, en 22ª posición, antes de abandonar tras sólo una veintena de giros en el Gran Premio de Canadá. El coche lo había encargado Héctor a Roger Penske y lo diseñó Geoff Ferris.

Héctor ya estaba pensando en su segundo coche, que iba a ser revolucionario. Lo encargó a John Barnard, que ya había estado en F1 –McLaren y Parnelli–, pero que estaba entonces en IndyCar y acaba de diseñar el Chaparral 2K, que en 1980 ganaría las 500 Millas de Indianápolis, el primer coche de la CART con 'efecto suelo'.

En Estados Unidos había tenido acceso a conocer otros materiales. Jim Hall había hecho su primer Chaparral con un chasis de material plástico y allí había descubierto la fibra de carbono. El Rebaque 'no nato' –no sé si debíamos llamarle HR101 o HR200– estaba pensado alrededor de un chasis de fibra de carbono. Hubiera sido el primer chasis de fibra de carbono en la historia de la categoría.

Pero la familia Rebaque decidió detener el proyecto. Bernie Ecclestone le ofreció asiento en uno de sus Brabham a mediados de 1980 y para toda la temporada 1981; tres cuartos lugares fueron sus mejores resultados.

Barnard, entre tanto, no se quedó ocioso. Aterrizó en McLaren y allí se encargó de diseñar el MP4/1 de 1981, el primer monoplaza de F1 que apareció en las pistas con un monocasco de fibra de carbono.