Por un puñado de dólares: la angustiosa pelea del fondo de parrilla

Puede que haya morbo en la pelea entre Carlos Sainz y Fernando Alonso, empatados a puntos, con Lando Norris muy cerca y con Charles Leclerc que no quisiera por nada del mundo acabar el campeonato por detrás de Sainz.

Pero donde hay pelea es entre los constructores. Dos peleas muy distintas. Mercedes y Ferrari, por el segundo puesto de Constructores; AlphaTauri, Alfa Romeo y Haas, por las posiciones finales del campeonato… Williams si se descuida, incluida.

Pelea angustiosa. Tan importante es ganar una posición como no perderla. Con un agravante: para estos equipos ya es muy difícil entrar en los puntos; ninguno de ellos ha ido más allá de los seis puntos en un Gran Premio, así que sumar diez o doce puntos es poco menos que un milagro.

Aparentemente duelos similares, por la posición del campeonato. Pero en la práctica, algo muy distinto. En el primer caso es un ‘duelo por el honor’. En el segundo, ‘una batalla por la supervivencia’.

A Ferrari y Mercedes la diferencia de nueve millones de dólares que se prevé en el reparto de beneficios de la F1 entre ganar o perder una posición, es ‘peccata minuta’, aunque a los contables y directores seguramente no haga ninguna gracia ingresar nueve ‘kilos’ menos.

Para los otros, es cuestión de supervivencia. Los nueve ‘kilos’ difícilmente podrán ser enjuagados por patrocinios y tampoco son dependientes de la ‘casa madre’, un motorista. Los propietarios son inversores que difícilmente aportarán ese ‘lucro cesante’ que significa estar en las posiciones últimas de la tabla.

El reparto de beneficios de la F1 es ‘cruel’. Generoso, si se quiere, con los grandes, y asfixiante con los pequeños. Estos reciben mucho menos dinero de premios y tiene muchas menos posibilidades de captar generosos patrocinadores. No es lo mismo apoyar a un protagonista, una estrella, que un segunda fila. No es lo mismo apoyar a un equipo de constructor o potente marca comercial y beneficiarse del marketing del mismo, que hacerlo a un equipo privado.

Forma parte de la cultura de apostar por los ganadores, de esa cultura de que el segundo es el primero de los que pierden. Unos tienen atención mediática y los otros pasan desapercibidos como ‘teloneros’. Las diferencias, además, se hacen todavía más importantes si tenemos en cuenta los ‘bonus’: un 5% a Ferrari por ser Ferrari, y otros equipos tienen asimismo un bonus por sus resultados históricos… pero los del fondo de la tabla no entran en este cupo, salvo Williams, una de las últimas gentilezas de ‘tito Bernie’.

Un estudio de Autosport estima que este año el ‘bote’ a repartir entre los equipos será de unos 1.300 millones de dólares, un 10% superior al pasado año. Pero de esta cifra, entre un 20 o 25% se va en bonus a los equipos que tienen derecho a ellos. Así que se reparten unos 1.000 millones en realidad según la clasificación del campeonato

A grandes rasgos, se estima que el equipo ganador –Red Bull– recibe 140 millones de dólares. Y cada posición de ‘retraso’ sobre la primera significa una pérdida de nueve millones de dólares. De esta forma, el último clasificado debería conformarse con 60 millones, el penúltimo con 69 ‘kilos’ y el antepenúltimo, 78.

Todo ello provoca que cuando un equipo cae en el ‘pozo’ de los últimos lugares, se hace muy difícil salir de él. E incluso la pelea que algunos equipos hacen para que no entre Andretti. No es que teman ‘perder’ dinero, es que saben que necesitan recibir más y con 11 equipos no lo conseguirán.

Y el problema se agudiza cuando las reglas de 2026 pueden resultar mucho más caras, algo de lo que pocos hablan.

Por eso la pelea de fondo del pelotón es tan voraz, porque es una pelea por la supervivencia. Desde fuera no se ve, pero desde dentro, es todavía más angustiosa.