Oriol Servià, 15 años de la victoria en la Champ Car

Fue en Montreal, un momento que el de Pals nunca olvidará. "En este día de 2005 estaba en un gran lugar rodeado de gente aún más grande. Honestamente, algunas de las mejores almas que he tenido la suerte de conocer. La mayoría hoy están allá en lo alto, pero sin duda dejaron su sello y su recuerdo en este". Paul y Carl ya han fallecido y también Justin Wilson, que acompaño a Oriol en un escalón más bajo del podio, junto a Timo Glock. Oriol se emociona al pensar en el espigado británico y señala que esta fue "la única vez que puede ver a Justin a la altura de sus ojos".

Oriol realizó una gran carrera. A 15 vueltas del final se encontró segundo tras Timo Glock "y en ese momento pensé que la carrera era mía. Quería ganar por encima de todo, estaba dispuesto a pasar por encima, no admitía otro resultado", me explicó al día siguiente, el lunes 29, cuando pude hablar con él.

Debo decir que estaba emocionado. De joven, cuando corría rallies como copiloto y también en cuando me inicié en el periodista, tenía mucha relación con su padre, Salvador Servià, el campeón de rallies, y también con su madre, Montse Imbert, que comenzó de ‘copi’ de Salvador -ambos corrieron el Montecarlo con un Seat 127 como viaje de bodas- y claro, a él lo conocí de crío.

Volviendo a aquel día.  Servià superó a Glock en el último giro. Éste debió dejar pasar a Oriol al ser penalizado por los comisarios: en los últimos giros, por dos veces Servià intentó superarlo, pero Timo le tocó y además cortó la chicane de entrada a la recta de meta para impedirlo; la segunda vez de forma tan descarada que fue penalizado.

"En esta categoría tenemos un botón de sobrepotencia que podemos utilizar durante un tiempo determinado en carrera. Me quedaban sólo 12 segundos de utilización. En el primer intento me puse a su altura y casi me tocó; para evitar que le adelantara se saltó la chicane. Pensé que ya estaba porque según el reglamento tenían que penalizarlo con la pérdida de la posición... ¡pero sólo lo amonestaron! Me puse al rojo, no daba crédito. Volví a intentarlo en la penúltima vuelta e hizo otra vez lo mismo, pero esta vez los comisarios le penalizaron. ¡Había ganado!", me explicó entonces.

Glock no contaba, estaba rezagado a media carrera, pero un incidente de Ricardo Sperafico cuando iba a iniciarse el tercer repostaje le favoreció; el alemán acaba de repostar y aprovechó la parada de los demás para colocarse en cabeza. El equipo de Servià realizó un repostaje espectacular, que le permitió superar a Wilson y Bourdais para colocarse segundo. Aquel 2005 fue su gran año USA, acabando subcampeón en las World Series, como se llamaba el campeonato entonces.

Servià ha corrido con casi todos los equipos de Indy. Sentía una cierta debilidad por Newman-Hass. Él comenzó 2005 con Dale Coyne, pero tras las dos primeras carreras le llamo Newman para sustituir a Bruno Junqueira, que se había lesionado en la Indy500. "Me llamó el propio Paul Newman para preguntarme si estaba libre para reemplazar a Bruno. ¡No podía negarme! Afortunadamente no tenía contrato con Coyne, corría carrera a carrera, como el año anterior. Es algo que quise así por si surgía una oportunidad, y ésta finalmente apareció. ¡Ni hablamos de dinero! Llevaba años corriendo en equipos modestos y no podía rechazar la posibilidad de ir a uno de los grandes".

Quizás por ello Oriol sentía gran aprecio por Paul y por Haas. Y cuando la viuda de Carl le pidió, años después, que volviera a correr para el equipo y que encabezara la remodelación de este, quería intentar salvarlo. Y Oriol consiguió enderezar el rumbo de este, pero al final la viuda decidió cerrarlo. "Paul y él eran tipos excepcionales. Paul era cercano, afable, todo lo contrario de lo que puedes imaginar en una estrella", me explicó hace unos años.

Para Oriol aquella victoria fue una liberación. Había sido campeón de la Indy Lights sin ninguna victoria. De hecho, su última victoria se remontaba a casi diez años antes, 1986, en una carrera de Fórmula 3 en Albi. "Me he sacado un peso de encima. ¡Ya nadie me preguntará cuando voy a ganar! Hubo momentos muy duros. En 2003 rocé la victoria varias veces".

Oriol no ha podido correr este año en la Indy500, pero seguro que volverá a intentarlo. Y a buen seguro que no se arrepiente cuando en 1998 tomó la decisión de irse a hacer las Américas, cuando tenía las puertas abiertas del equipo de Adrián Campos para las Fórmula Nissan, un volante que después fue para Marc Gené y permitió a este saltar a la Fórmula 1.

Servià era piloto Elf y cuando la firma petrolera decidió acabar con ‘La Filiere’ -la primera gran pirámide de pilotos que los cogía desde los inicios para llevarlos a la Fórmula 1- les proporcionó un test de Indy Ligths. El test fue bien y Oriol decidió que su futuro debería estar en Estados Unidos.

Servià no conocía nada de Estados Unidos, pero había otro piloto RACC que hacía carrera allí, Fermín Vélez, muy apreciado allí. "Le llamé, hablamos y me explico el ambiente, me dijo lo que podía hacer y cuáles eran los mejores equipos", me explicó Oriol. Seguro que no se ha arrepentido de ello. Más de 20 años de carreras en América y un prestigio indiscutible en el mundillo: un valor seguro. Ya lo demostró en su segunda temporada en Indy Ligths: no ganó ninguna carrera, pero alcanzó el título.