Historias F1: El día en el que Dennis quiso pegarle un puñetazo a Fiorio

En Estoril, Nigel Mansell se llevó por delante de Ayrton Senna, privándole de una victoria o un segundo lugar. Mansell era líder por delante de Senna. Cuando entró para el último repostaje, cuatro vueltas después de Ayrton, Mansell se pasó del puesto asignado. Los mecánicos de Ferrari fueron a por él, lo empujaron hacia atrás al lugar correcto y Nigel salió a pista. Poco más tarde le enseñaron la bandera negra.

Mansell hizo caso omiso del aviso, juró y perjuró que no la había visto. En Ferrari tampoco le avisaron. Y al intentar recuperar la plaza al brasileño, el toque fue inevitable. Hoy nos pasaríamos horas discutiendo si Nigel había colocado medio Ferrari a la altura del McLaren de Ayrton o si este no había dejado suficiente espacio. Eran otros tiempos.

Ayrton, furioso, se encerró en su motorhome tras atravesar su box diciendo "¡Me ha echado fuera! ¡Me ha echado fuera! ¿Cómo es que estaba en pista si lo habían descalificado?". 

Ron Dennis, quizás al borde del ataque de nervios -Prost se iba a Ferrari precisamente y él quería hacer de Senna campeón hasta el punto que las novedades de suspensión adoptadas tras un test en Hungría sólo habían sido probadas por Ayrton- se dirigió hecho una furia al box de Ferrari.

La tradicional flema británica se había fundido. Ron entró en el box de Ferrari y se topó con John Barnard. "Perdona, John. Si ves a Cesare Fiorio. ¿Puedes decirle que se prepare para recibir un puñetazo en los morros?".

Entre tanto, Balestre convocó a Fiorio y Mansell ante los comisarios. Y con su autoritarismo proverbial, delante de estos infligió una multa de 50.000 dólares y un G.P. de suspensión a Nigel. 

Un Mansell que juró y perjuró que no había visto la bandera negra y que si se había pasado de su espacio de repostaje era porque los mecánicos de McLaren se lo impidieron, debió dar un golpe de volante para evitarlos. No sirvió de nada, Balestre ya había decidido que era culpable y establecido condena. A los comisarios les quedaba la tarea de redactar el acta.

Alain Prost sonrió feliz. El francés ya tenía el cupo máximo de resultados, pero al acabar 2º pudo descontar un resultado peor y aumentar su cupo. "¡Por una vez no soy el centro de la polémica!", dijo… pero no acudió a la rueda de prensa de los ganadores y Balestre se ocupó de sancionarlo con 10.000 dólares.

Ferrari presentó apelación como concursante de Mansell. El Tribunal debía reunirse el viernes, justo antes de que comenzaran los ensayos del GP de España en Jerez. Pero el jueves le comunicaron a Nigel que la vista del tribunal se retrasaba una semana. Se sospechó una maniobra de Balestre para que Mansell cumpliera un GP de sanción.

Nigel sacaba fuego por los colmillos. "No se si me volveréis a ver en un GP. Si los responsables de la FISA se imaginan que he hecho caso omiso de una bandera sólo me resta una cosa: retirarme de la F1", dijo el británico a la prensa.

Dennis, por supuesto, negó la versión de Nigel. "Si entras a 150 km/h en el pitlane, lo normal es que te pases de frenada" y negó la presencia de mecánicos de Ferrari a la par que mostró un video del toque entre Ayrton y Nigel.

Debió intervenir Aleardo G. Buzzi, el presidente de Phillip Morris Europe, conocido por sus dotes de negociador. Tanto Ayrton como Nigel eran pilotos Marlboro. Tanto McLaren como Ferrari llevaban publicidad de la marca de tabacos.

Buzzi logró reunir a Balestre y al presidente de Ferrari, Piero Fusaro. Y después a Fusaro y Ron Dennis.

Todo este jolgorio eclipsó otros detalles. Prost se iba a Ferrari y se iba a llevar a Steve Nichols. Ferrari anunció que John Barnard dejaba el equipo a final de mes, yendo a Benetton y llevando consigo a Joan Villadelprat (que ya había ido de McLaren a Ferrari con John) y otros 15 técnicos. Y Alain estaba colérico porque Ron lo degradó a número dos del equipo pese a los títulos ganados en McLaren; el único muleto estaba preparado para Senna.

Con todo esto, lo que sucede en la actualidad, rumores y contrarrumores, batallitas entre unos y otros, parece un juego de niños comparado con hace poco más de 30 años.