'Caracol': la primera mujer en las carreras… ¡hace 120 años!

Si la traigo a colación hoy es, simplemente, porque este 7 de julio se cumplen 120 años. Sí, 120 de una efeméride: el día en que Hélène tomó la salida para competir en la carrera París-Ámsterdam-París de 1898. 1.431 kilómetros de recorrido en cinco días. La primera vez que una mujer participó en una carrera de automóvil o, al menos, en una carrera internacional, porque Madame Laumaillé había tomado parte en la Marsella-Niza unos meses antes, el 6 y 7 de marzo.

Lo más curioso es que Hélène corrió 'de incógnito' bajo el seudónimo de 'Snail' –caracol en inglés–, el mismo que usó su marido, pero en francés: 'Escargot'. La elección de un seudónimo se debió a que hubiera sido un escándalo –dicen– ver a una mujer competir o siquiera conducir. De hecho, ambos estaban inscritos en el apartado 'turismo', mientras que los 'chaufeurs' más importantes corrían contra el cronómetro.

Pero Hélène no era alguien a quien asustara saltarse las convicciones. Su nombre completo de soltera era Hélène Betty Loiuse Caroline de Rothschild, hija del banquero Salomon James de Rothschild y su espolsa Adele. Sin embargo, a raíz de su matrimonio con el barón Étienne van Zuylen, en 1987 fue repudiada por su familia; los Rothschild eran judíos y el barón católico, y Hélène se bautizó para casarse.

El barón van Zuylen, aunque holandés, era presidente del Automobile Club de France –creado tres años antes–, así que no hubo problemas para colar la inscripción. La baronesa acabó la carrera, aunque fuera entre los 15 primeros.

Más tarde, en 1901, participó en la París-Berlín, pero no pudo tomar la salida porque su coche falló justo antes. De todas formas, es considerada junto a Camillè Gast y Anne de Rochechouart de Mortenemart, nieta de la 'La Veuve Clicquot' –fundadora de la famosa marca de champagne–. Las tres fueron, en 1987, las primeras parisinas en sacarse el carnet y Anne la primera en ser multada por exceso de velocidad al alcanzar los 15 kilómetros/hora en la capital francesa. Dicen que las tres, muy influyentes en la sociedad parisina, hicieron que Renault comenzara a fabricar coches con arranque desde el tablier.

Ese mismo año, 1901, conoció a Renée Vivien, una poetisa con la que compartió una tórrida y a la vez discreta aventura. Vivien le dedicó algunos de sus libros y Hélène escribió otros… aunque algunos piensan que Renée tuvo mucho que ver.

La condición de lesbiana no le hizo separarse del Barón, que se mostró discreto en este sentido, incluso cuando Hélène dejó a Vivien por otra mujer en 1907. De hecho, Hélène, que no pudo heredar la mansión paterna por haber sido repudiada por sus padres, se implicó en la reconstrucción del castillo familiar de su marido. Cosas de la vida, el Barón y Hélène tuvieron dos hijos y una de sus nietas se casó con un Rothschild.

PARÍS-ÁMSTERDAM-PARÍS

La París-Ámsterdam-París es considerada la primera carrera internacional de la historia. Hasta entonces, las carreras habían sido de ámbito nacional, principalmente en Francia. La elección de Ámsterdam se explica no sólo por los orígenes holandses del Barón van Zuylen, sino también para dar a conocer el automóvil en los Países Bajos. En aquella fecha sólo había, al parecer, una decena de automóviles censados en Holanda, aunque en el momento de la carrera posiblemente se había duplicado la cifra, mientras que en Bélgica ya había varios centenares.

El ganador de la categoría competitiva en 1898 fue Fernand Charron sobre un Panhard Levassor, que empleó 33 horas y 4 minutos en completar el recorrido, un promedio ligeramente superior a los 43 kilómetros/hora que, si tenemos en cuenta los automóviles y los caminos de la época, cabe calificar de espectacular.

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