Francesc Ester, el angel guardián de Alonso y Roma en el Dakar

Ester es uno de sus ángeles guardianes. Este barcelonés de 56 años, residente en Masnou, pilota un camión Iveco del Team Boucou que hace las veces de asistencia rápida. Junto a él, el portugués José Martins y José Cazeres, expertos mecánicos y navegantes.

Ester descubrió el Dakar el pasado año, acompañando -en camión- al andorrano Jordi Ginestá. Este año dar un salto y toma el volante del camión: "Mi idea el año pasado era descubrir todo lo que es el Dakar desde dentro, saber cómo funciona y cómo afrontar los diferentes retos con un camión. Después de estar en la tripulación de cabina, el siguiente paso era ser piloto, algo que he conseguido gracias a la inestimable ayuda de todos los sponsors que nos han apoyado en esta aventura", explica este apasionado de la navegación y el mundo del 4x4.

Su responsabilidad es grande. No sólo debe completar todas las etapas lo más rápido posible para que en caso de que 'sus protegidos' tengan problemas socorrerlos lo antes posible, sino también no errar el recorrido porque ello podría significar no poderles prestar asistencia en caso de que tengan problemas. El resultado en carrera no tiene importancia. 

"Nuestra carrera estará condicionada por la asistencia que tengamos que brindar a los clientes del equipo. Habrá días que con un poco de suerte podremos hacer todas las etapas sin problemas y otras jornadas en las que habrá que parar, perder tiempo, penalizar para ayudar a los que requieran nuestra asistencia. Eso también es el Dakar, su espíritu verdadero, y estoy deseando empezar la aventura", comenta Ester.

Su camión es un Iveco convenientemente preparado, con 1000 caballos de potencia. Es necesaria mucha potencia para superar las dunas no sólo por el peso del camión sino también por el hecho de que irá cargado con unos 2.000 kilogramos de piezas mínimo.

Francesc está confiado porque lleva experimentados y eficaces compañeros: "Martins tiene mucha experiencia, ha corrido muchos Dakar y ya coincidí con él el año pasado. Además de ser un gran mecánico y navegante, también ha sido muy buen piloto, por lo que era vital tener a alguien de su perfil cerca para ayudarme al máximo en las etapas. En cuanto a Cazeres, es un gran copiloto, conoce muy bien los secretos de esta carrera. Hacer equipo con ellos era vital para afrontar con las máximas garantías este reto".

Antes de toma la salida, Ester estaba como niño con zapatos nuevos: "Disputar el Dakar es un sueño hecho realidad. Es el desafío más grande de mi vida. Siempre había soñado con competir en esta carrera y hacerlo con un camión es cerrar el círculo. En casa siempre hemos estado unidos a los camiones, y desde que tengo uso de razón, había querido subirme a una de estas bestias y hacer el Dakar".

Por supuesto, él espera -cruza los dedos- para que ninguno de sus protegidos necesite sus servicios. Y sus protegidos esperan no necesitarlos. Es la mejor señal de que el Dakar les va muy bien.