El WRC tiene más problemas que la F1 para reiniciarse

El director de rallies de la FIA señala que, por sus características, es mucho más complicado recuperar el Mundial de Rallies que el de Fórmula 1. "Dependemos de las decisiones de los gobiernos y éstas evolucionan según la situación. No son definitivas. Por ejemplo, en Finlandia debe haber una cierta liberalización de los acontecimientos deportivos a partir del final de julio… pero no se sabe si se podrá viajar", es decir, de las restricciones que puedan existir para admitir personas procedentes de otros países.

"Por ejemplo, en Alemania, de momento cualquier persona que entre el país debe cumplir cuarentena", recuerda Matton en declaraciones a la revista francesa Auto Hebdo.

No es lo mismo hablar de la Liga de Fútbol, ni siquiera de una Champions –donde el desplazamiento puede ceñirse a 25-30 personas de otro país– que de un rally con 2.000 personas en el parque de asistencia. El problema no es que un país sea seguro para viajar, sino que los visitantes no provoquen una reinfección en el país anfitrión.

Es más, algunas de estas personas no están en un lugar fijo y confinado –es decir controlado–, sino que deben moverse en un área de algunos centenares de kilómetros.

La recuperación de las pruebas aplazadas es un problema grave. A diferencia de la Fórmula 1, donde las entradas son una de las claves de la financiación de la organización; en el Mundial de Rallies no existe esta posibilidad, salvo en muy contadas ocasiones.

La financiación de una prueba del Mundial de rallies depende de las ayudas de las administraciones y organismos oficiales, "en muchos casos de administraciones locales, que tendrán otras prioridades una vez pase el coronavirus". Y es puede conllevar que algunas pruebas prefieran concentrarse en 2021, que poner en peligro la próxima edición por intentar celebrar ésta.

De otra, no puede pensarse en empalmar pruebas como en la F1. La logística es muy complicada, entre otras razones porque muchos participantes son equipos privados y, sobre todo, porque el evento no dura tres días, sino toda la semana si tenemos en cuenta test y reconocimientos. "Y además los equipos necesitan dos meses desde el momento de reiniciar las actividades hasta poder afrontar una prueba".

No sólo eso. Un cambio de fechas puede provocar colisión con otros eventos en la zona, el peligro de meteorología muy adversa y el reto de controlar o limitar la presencia de espectadores porque los tramos no son recintos cerrados, etc.

Todo ello hace que sea mucho más complicado recuperar fechas. Así que el Campeonato puede quedar reducido a las dos pruebas disputadas –Montecarlo y los medios rallies de Suecia y México– y a cuatro pruebas más y siempre con la incertidumbre de jugar la carta de asegurar el futuro o intentar salvar lo salvable de 2020.