El regreso de la F1, en manos de Boris Johnson

El primer ministro británico quiere aplicar una ‘cuarentena’ de 14 días a todos los viajeros que entren en el país. Y por el momento descarta hacer excepciones, aunque alguno de sus ministros parezca dispuesto a aceptar algunas "porque ésta es una norma general, que puede tener sus casos particulares".

Y la F1 tiembla. No, no es un problema del doble Gran Premio previsto en julio en Silverstone. El problema real no es que Ferrari, AlphaTauri o Alfa Romeo, también Pirelli, tengan problemas para acudir a la prueba y deba suspenderse. Eso sería casi lo de menos.

El problema es que siete de los diez equipos y buena parte de los oficiales están radicados en Gran Bretaña y la pregunta surge de inmediato: ¿Deberán hacer sus integrantes cuarentena cuando regresen del GP de Austria? Parece lógico que ello les afecte, pese a la promesa austríaca que ellos vivirán una burbuja en el Red Bull Ring.

El problema es que no puedan regresar a casa, que los coches y material no puedan ser enviados a revisión entre Grandes Premios. Y el problema de poner en marcha de nuevo la F1.

Ayer lunes, el ministro de transportes Gran Shapps dijo que el gobierno "estaba en discusiones activas" sobre posibles exenciones y mejoras en el decreto. "Podríamos considerar cosas como puentes aéreos que permitan a personas de otros países que han alcanzado bajos niveles de infección", auque es una declaración vaga que exige una aclaración rápida.

Por supuesto, esto afecta a muchos otros deportes. Por ejemplo, el fútbol si se reanuda la Champions o la Europa League. Y por supuesto también al turismo, tanto el que reciben las Islas como el de los británicos que van en busca del sol.

Es cierto, la medida es solo temporal, pero afectará a mayo, junio y probablemente julio. Y a buen seguro afecta ya a algunos equipos porque tienen miembros que están pasando esta cuarentena en sus países. Por ejemplo, Carlos Sainz no puede hacer ni un test de preparación en el simulador antes del GP de Austria.

Así que las decisiones del gobierno británico afectan no sólo a Silverstone sino a los primeros GP del calendario de ‘recuperación’.