El coche de seguridad, una asignatura pendiente urgente

11/09/2022 19:08

El circuito italiano ha vivido un domingo de 'vergüenza', intensa vergüenza. Es cierto, la celebración del título de Fórmula 3 y de F2 o las polémicas por el error de Ferrari de llamar tan temprano a Charles Leclerc para cambiar neumáticos, aprovechando un minicoche de seguridad virtual pueden hacer que se desvíe la atención de lo realmente importante: el procedimiento del coche de seguridad o las banderas rojas a final de carrera.

La Fórmula 1 ha terminado bajo régimen de coche de seguridad; la F3 y la F2, con sendas banderas rojas. Tres ocasiones en las que se ha privado a los aficionados de un final emocionante ¡No es de recibo!

Hay muchas cosas a discutir obviamente. Algunas atañen a los circuitos, faltos de lugares en los que 'aparcar' un coche con un mínimo de seguridad o de sitio para poderlos retirar rápidamente de la pista. La diferencia entre el abandono de Sebastian Vettel, que pudo detenerlo en lugar seguro –posiblemente el coche de seguridad virtual fue incluso excesivo– y el de Daniel Ricciado es abismal.

Uno pudo aparcar el coche en un lugar donde podía retirarlo rápidamente y el segundo lo hizo en un lugar en el que no era nada sencillo.

Con toda la electrónica de control que hay, incluso los comisarios toman decisiones desde un puesto de control remoto, ¿es necesario un coche de seguridad? Mi respuesta es no. ¿Es necesario un coche de seguridad en todo el circuito? Mi respuesta es no.

Ya lo puse de relieve tras el final –escandaloso, sí– del Mundial del año pasado en Abu Dabi. En realidad, hace tiempo que lo vengo defendiendo.

Basta con obligar a los pilotos a ralentizar fuertemente en la zona en la que está el accidente, con fuertes sanciones a quien rebaje la velocidad de forma eficiente. Incluso se puede imponer un sistema automático de velocidad constante, como el que utilizan para entrar y salir de boxes, tarado a 60 kilómetros/hora –por ejemplo–. Y la carrera sigue en el resto de trazado.

Hoy se ha visto claramente que el coche de seguridad es una farsa. En la vuelta anterior al final de carrera hubo varios pilotos que rodaron en 1'27'' –el ritmo de carrera de muchos– para 'pegarse' a los de delante… que tras el coche de seguridad estaban rodando en 2'04''. ¡¡¡Inadmisible!!!

Ya lo dije en julio de 2018: "(Charlie –Whitting–, ¡quiero carreas no coches de seguridad!”, a raíz del Gran Premio de Gran Bretaña.

Por momentos he llegado a pensar que Michael Masi volvía a estar en la garita de control supremo de la carrera, como si el miedo a 'meter la pata' –'cagarla' si lo prefieren–, te condujera precisamente a eso y acabas yendo de 'matamala' a 'matapeor'.

En la Nascar lo han solucionado 'alargando' la carrera para dar una última vuelta lanzada. Esto es complicado en la F1, donde no hay repostaje y se va al límite de consumo. En IndyCar, no vacilan en sacar bandera roja para que el espectáculo final no se deteriore y acabar la carrera de forma decorosa.

Es cierto. Se regule como se regule, siempre habrá quienes saquen ventaja y por tanto quienes resulten perjudicados. Pero en Estados Unidos lo tienen claro: el espectador, primero. Y las carreras hay que acabarlas a toda velocidad.

Aquí, lo suyo –al menos en la F1– hubiera sido una bandera roja y relanzamiento para cuatro vueltas finales, por más que Christian Horner –todo lo contrario que en Arabia Saudí– hubiera puesto el grito en el cielo.

En las carreras anteriores, F3 y F2, la bandera roja dictaminó el fin de la carrera… quizás simplemente para no destrozar el cuadro horario marcado por las televisiones y no querer compactar la parafernalia de media hora de exposición en parrilla –el equivalente a un tercio de carrera– de la F1 para regocijo de los vips.

En fin, estamos ante una signatura pendiente de la FIA y de la F1. Una auténtica patata caliente o ese 'melón que nadie quiere abrir'. Pero un día u otro habrá que tomar una decisión sobre el coche de seguridad y cada vez es más urgente hacerlo.