2 días para los test: Pedro de la Rosa, el piloto que unió los dos mundos

Hace unos veinte años había una división clara de pilotos. Briatore los englobaba en dos categorías: “los que son capaces de gar dos décimas y los que son capaces de hacer que el coche gane dos seguros”. Y después, había un baremo superior, los que eran capaces de ambas cosas.
Fernando Alonso fue uno de esos del ‘baremo superior’. A su talento natural unió un año con 40.000 kilómetros en el culo, probando las innovaciones del que iba a ser Renault 2003. Ese año en el que se convirtió en un los mejores talentos en la puesta a punto de los coches. 

Alonso tuvo la fortuna de llegar un poco antes de que comenzaran a introducirse restricciones en los test y no sólo eso, sino llegó justo cuando comenzaba la era de los simuladores. Sus ganas de progresar y ganar, hiciera que abrazase también ese mundo si no con entusiasmo sí al menos con gran profesionalidad.

Pero no va de las cualidades de Fernando que hacen del asturiano uno de los pilotos más completos que haya habido en la parrilla, sino del piloto-probador por excelencia. Este es un título que doy a Pedro Martínez de la Rosa. No es casualidad que cuando Fernando Alonso pasó a Ferrari lo llamara; sabía de su capacidad y valía cuando trabajaron juntos, tres años antes, en McLaren, aquel 2007 que acabó incidiendo en el futuro del asturiano. Y ahora se lo ha llevado a Aston Martin para seguir con el trabajo, quizás de otra forma.

Cuando los test eran una necesidad y no un tema tabú como ahora y los equipos grandes rodaban ‘un día sí y otro también’ o poco menos, la figura del piloto probador era vital. Liberaban al piloto titular del trabajo previo, de rutina, los ensayos de fiabilidad. Pero también ayudaban en la configuración base del coche. 

El piloto probador era una persona importante en el organigrama del equipo. Debía dar su opinión, hablar con los ingenieros y proponer caminos. Era el ‘chivato’ entre ingenieros y titular. En el simulador, es lo mismo. Pero lo importante es el hombre que sabe trasladar las sensaciones del simulador a la pista y viceversa.

Hoy, los probadores apenas hacen, con suerte, mucha suerte, unos pocos -muy pocos- kilómetros reales y se hinchan a horas de simulador.
Pedro supo ser piloto de pruebas en pista, lo suficientemente rápido para ser reserva. Hablaba con los ingenieros, entendía su lenguaje. Y fue el piloto que trabajó en la puesta a punto del primer simulador de McLaren, el primer simulador moderno. Y contribuyó de forma decidida a mejorar el de Ferrari cuando estuvo allí.

El de McLaren es ya un viejo dinosaurio caído en el olvido. El de Ferrari ha sido sustituido. Los avances en este campo han sido brutales en los últimos tiempos. Y aquel 2003, cuando Pedro firmó con McLaren como probador y para comenzar a desarrollar el simulador poco imaginaba que iba a cambiar la historia de la F1,

Hoy quizás, con auge de los e-sports, hay muchos pilotos -reales y virtuales- jóvenes que pueden ser diestros en el uso de simuladores. Pero en el primer lustro del siglo XXI, Pedro era un personaje clave, Él colaboraba en buscar una herramienta que pudiera ofrecer alguna ventaja a su equipo… hoy convertida en herramienta universal y única.